Israel y Hezbolá: estrategias de guerra
19 de julio de 2006
Desde que comenzó la ofensiva el gobierno israelí recriminó a Líbano no hacer nada para combatir a la milicia de Hezbolá e incluyó en sus ataques blancos del ejército libanés en un intento por presionar a Beirut. Expertos advierten que la táctica israelí es contradictoria pues está destruyendo la base de lo que podría ayudarle a asegurar su frontera norte. El ejército libanés, integrado por unos 70.000 soldados de por sí mal armados y con poca experiencia de combate, no está preparado para enfrentar a la milicia de Hezbolá. Esto hace pensar en que muy probablemente Israel no cuente con dichos efectivos, considerando la posibilidad de que una tropa de cascos azules asuma la tarea de resguardar la frontera común.
El alto representante para la política Exterior de la Unión Europea, Javier Solana, se reunió en Jerusalén con el primer ministro israelí, Ehud Olmert y miembros de su gabinete. Solana hizo un llamado al alto al fuego advirtiendo que el derramamiento de sangre podría debilitar al gobierno democráticamente electo de Líbano y dificultar la victoria en la guerra contra el terrorismo.
Siria y Hizbolá
El fiscal superior de Berlín, Detlev Mehlis, quien hasta enero pasado presidió las investigaciones para aclarar el asesinato de primer ministro libanés, Rafiq Hariri, está convencido de que una escalada de la milicia de Hezbolá no ocurriría sin el visto bueno de Siria. En una entrevista con el corresponsal de la Deutsche Welle, Peter Philipp, Mehlis afirma que las armas que utiliza Hezbolá seguramente pasan por Siria.
Durante las investigaciones que dirigió Mehlis para aclarar el asesinato de Hariri, los servicios secretos sirios intentaron sabotear las investigaciones y con toda seguridad la postura siria frente al Líbano no ha cambiado desde entonces. "Para Siria, Líbano no es un estado autónomo", afirma.
Estados Unidos está empantanado en Irak e Israel teme que no pueda enfrentar el desafío nuclear que supone Irán. Washington no amonestará a Israel por su ofensiva en el sur de Líbano. Siria también tiene qué ganar de la contienda. Desde el asesinato de Hariri, en febrero de 2005, Damasco fue forzado a replegar sus tropas del Líbano tras 29 años de ocupación. Siria vuelve a ejercer influencia en la región, y su presidente, Bashar Assad, salpicado por sospechas en el asesinato a Hariri, sería necesario en una solución a la crisis.
Irán juega un as
Es cada vez más obvio que la operación militar israelí no es ni castigo al Líbano ni una operación de rescate de los dos soldados secuestrados. Israel contempla la eventualidad de enfrentar a quienes financian la milicia libanesa. Irán y Siria. Desde hace años Israel advierte del peligro que Irán supone a Occidente, una potencia interesada en promover los intereses chiítas y desestabilizar los gobiernos sunitas en el Medio Oriente. Teherán busca un papel hegemónico en la región que corresponda con su creciente influencia, y su objetivo es convertirse en una potencia nuclear.
Aunque no se sabe con precisión la magnitud del apoyo de Teherán a la milicia libanesa chiíta, la cúpula iraní no hace ningún secreto de su respaldo. La crisis además, distrae la atención internacional del controvertido programa nuclear iraní y ayuda a impulsar el islamismo radical en la región. Líderes iraníes aclamaron ante una multitud el domingo pasado que las ciudades al norte de Israel se encuentran al alcance de los proyectiles de Hezbolá y que ningún lugar de Israel estará seguro. El líder espiritual, el Ayatola Ali Jamenei, elogió a Hezbolá por enfrentar el "canceroso y maligno ser" que es Israel. "Incluso si los líderes occidentales acuerdan un plan para desarmar a Hezbolá, no ocurrirá", advirtió.
Líbano, el gran perdedor
Irán da por sentado de que no corre peligro de ser atacado por Israel, y tiene mucho que ganar de la situación actual. Los intereses y estrategias de las potencias involucradas parecen todas cínicas al lado de la gran tragedia que significa la guerra para cientos de víctimas, damnificados y desplazados por la guerra en el Líbano. La llamada "suiza" del Medio Oriente en los años 70, que aludía a su prosperidad económica, decayó tras la guerra contra Israel en 1974 y la posterior guerra civil que enfrentó a cristianos y musulmanes. Líbano nuevamente es blanco de los ataques de Israel y una vez más, necesitará de la solidaridad internacional para su reconstrucción.