"Este es un gesto de reparación y humildad del Papa"
26 de abril de 2018Es un paso inédito y así lo valora el Dr. James Hamilton. Él es uno de los tres invitados por el Papa este fin de semana a Casa Santa Marta, la residencia de Francisco en el Vaticano, donde quiere personalmente pedirles perdón, "compartir su dolor y su vergüenza por lo que han sufrido y, sobre todo, escucharlos en todas aquellas sugerencias que puedan realizarle para evitar la repetición de semejantes hechos reprobables", según informó un comunicado de la Santa Sede.
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Es también lo que espera el médico chileno. "Se necesitan medidas concretas, reformas profundas y que signifiquen un aporte serio para que la iglesia sea nuevamente espacio y expresión de acogida y no de huida", sostiene en entevista con DW.
James Hamilton ya está en Roma, al igual que el periodista Juan Carlos Cruz, y este viernes debiera aterrizar en la capital italiana el filósofo Jose Andrés Murillo, director de la Fundación para la Confianza. En su juventud fueron víctimas de Fernando Karadima, expárroco de una influyente iglesia de Santiago, sancionado a una vida retirada del ejercicio pastoral, tras comprobarse numerosos casos de abuso sexual y de conciencia.
Hoy denuncian una red de encubrimiento en la Iglesia, que permitió que los crímenes se prolongaran por décadas y favoreció que sacerdotes formados por Karadima llegaran a ocupar puestos de poder. Uno de ellos sería el obispo de Osorno, Juan Barros, a quien el Papa defendió en su visita de enero a Chile, generando amplio malestar.
Tras conocer el informe de Monseñor Charles Scicluna, enviado a Chile a escuchar a las víctimas, el Papa reconoció haber cometido "graves equivocaciones de valoración". Este fin de semana acogerá a los tres denunciantes emblemáticos de un escándalo que ha remecido a la sociedad chilena.
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Deutsche Welle: ¿Cuáles son sus expectativas ante el próximo encuentro con el Papa?
James Hamilton: Indudablemente esta visita genera grandes expectativas. Estamos abiertos al diálogo, pero esperamos también hechos concretos.
¿Qué significa para usted haber recibido esta invitación?
Creo que es un primer gran paso. Es una forma bien impresionante de reparación la que hace el Papa Francisco, no sólo con nosotros, sino con todas las víctimas de abuso. La declaración (conocida a través del comunicado de la Santa Sede) es un segundo gran paso de reparación, concreto, y un gesto muy humilde de parte suya. Es también un camino de trabajo, nos invita a plantear cambios y participar en esta gesta que es transformar la Iglesia y la sociedad civil en espacios de protección de los niños, jóvenes y todos los que buscan todavía en la Iglesia un lugar de acogida y protección, como ha sido durante mucho tiempo, por lo menos en Chile. Cooperar y avanzar en eso nos alienta, nos da esperanza y estamos felices de contribuir.
Chileno víctima de abusos se reúne con enviado del Papa
Tras la visita del Papa a Chile, usted expresó una gran molestia y decepción. ¿Cuál es su ánimo y cuáles son sus sentimientos ante el próximo encuentro?
La sensación hoy es de mucha calma, de escucha y de espera. Creo que se están dando pasos impensados hace algunos meses atrás.
¿Qué nuevos pasos esperan?
Se requieren pasos concretos, una reestructuración de la jerarquía, que sacerdotes que han sido protegidos también por grupos económicos poderosos queden en evidencia y sean sacados de cualquier trabajo con personas. Son medidas absolutamente necesarias para la reparación de todas las víctimas y sus familias. No hay que olvidar que hay víctimas que no resistieron, que se quitaron la vida, y familias que llevan ese luto eterno.
El Papa ha informado que los recibirá individualmente y los escuchará todo el tiempo que sea necesario. ¿Cómo se preparan y enfrentan este encuentro?
Tratando de ser lo más respetuosos y humildes posible, pero al mismo tiempo contribuir con la verdad. Como decían Juan Carlos Cruz y José Andrés Murillo, esto no es una reunión de marketing. Es una reunión que tiene una fuerza inédita, un empuje nunca visto para avanzar en estos temas. Estamos dispuestos a contribuir con la mejor de las voluntades, como gente normal, que se dedica a su vida, a su familia, sus profesiones. Esa normalidad también es un aporte al clero y al Vaticano, que a veces están separados de la realidad cotidiana.
¿Cree que el informe de Monseñor Scicluna tras escuchar a las víctimas marcó un cambio de actitud del Papa?
Lo que marcó el giro fue el resultado de la visita del Papa a Chile. Creo que él nunca se imaginó que el pueblo chileno no iba a respaldar una visita en la cual no se habían solucionado los temas pendientes del abuso, que la gente en Chile considera una falta gravísima. Hoy no se tolera que el discurso no sea concordante con la acción.
Una de las demandas en Chile es la salida de obispos como Barros, que habrían encubierto abusos en la Iglesia. ¿Van a abordar ese tema?
Por supuesto. Hay que sacar a Barros por la tranquilidad y la paz social de Osorno, pero su salida y la de otros jerarcas no resuelve el problema de fondo. Se necesitan cambios estructurales en muchos temas en la Iglesia, como el manejo de la seguridad de los niños y adolescentes, sanciones drásticas para encubridores, castigos a los infractores, entrega a la Justicia civil y cómo se previene su presencia, se les aísla o se les retira de la sociedad.
Parte de la prevención es evitar que eventuales abusadores lleguen a convertirse en sacerdotes...
Hay muchos factores que considerar, desde la selección de los aspirantes a sacerdotes y medidas tan revolucionarias como permitir que se puedan casar y tener familia. Al preseleccionar personas que quieren vivir una vida en el celibato, que hoy en día es muy difícil y muy duro, éstas deben estar muy sólidas en sus perfiles sicológicos y evaluaciones previas para avanzar por ese camino. Ese no es el tema ahora, pero probablemente lo será en el futuro. Por de pronto tenemos que enfocarnos en la vigilancia, la sanción, la entrega a la Justicia, la selección de los candidatos y en generar ambientes de protección.
¿Cree que esta reunión ayudará a recomponer la confianza de la sociedad chilena en la Iglesia?
Por supuesto, tenemos la esperanza de que así sea, porque hay una gran población católica en Chile y, no sólo para esa población, la Iglesia puede volver a ser luz en muchos temas en los que ha dado la pauta para el cuidado del ser humano. En el mundo, la Iglesia sigue siendo una institución que, cuando ejerce un liderazgo moral y ético adecuado, puede ser un faro de luz que vaya mostrando la dirección en que el resto del mundo, que enfrenta guerras e injusticias, pueda mirar.
Victoria Dannemann (VT)
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