Jan Arendt Klingel, el informático

A las seis de la mañana suena el despertador de Jan Arendt Klingel, y no es que le guste despertarse tan temprano, pero sólo así puede evitar el tráfico matutino en los alrededores de Múnich. Empieza su día preparando el desayuno a sus hijos Jannik, de doce años, y Marvin, de 9. "Somos poco exigentes y nos limitamos a desayunar un cereal con leche", dice el padre de familia.

La lucha contra la criminalidad por computadora

Junto con cuatro expertos, hombres y mujeres, Klingel trabaja desde el 2007 en el área de administración de riesgos en tecnologías de la información. Ellos son responsables del reglamento de seguridad que adoptan todas las áreas del grupo automotriz BMW.

Todos los empleados del consorcio a nivel mundial tienen que apegarse a dichos lineamientos, en particular cuando se trata de información estrictamente confidencial. El equipo de Klingel trabaja en estrecha cooperación con las autoridades judiciales en investigaciones internas y externas al consorcio.

El ingeniero en informática está convencido de que la criminalidad crece. “Los delitos relacionados con el comercio de datos personales o información empresarial aumentan, debido a que es un negocio lucrativo con el que se puede hacer mucho dinero. Esa es precisamente nuestra responsabilidad, el proteger dicha información de manera adecuada”, afirma.

El ingeniero de 40 años no tiene una rutina en su trabajo. En el área de administración de riesgos IT, se aprende algo nuevo cada día. “No hay un camino preestablecido, tenemos constantes cambios que nos obligan a permanecer en movimiento”, afirma.

La oficina del especialista y su equipo es amplia y llena de luz. Si no hay reuniones, conferencias telefónicas o por computadora, en este espacio domina la concentración y el silencio. Klingel tiene que estar en comunicación permanente con otras áreas del grupo para intercambiar información y enterarse de deficiencias en la protección de datos.

Con diez cajas y un bebé en Estados Unidos

Siendo adolescente, sabía ya Klingel que algún día trabajaría con computadoras. Poco después de concluir sus estudios de informática y matemáticas aplicadas en la Universidad de Fulda tuvo su primera gran oportunidad.

Una empresa con la que trabajó siendo estudiante, le ofreció un puesto como Administrador de Tecnologías de la Información en Detroit, Estado de Michigan. Para él y su esposa Susanne, el salto al otro lado del Atlántico supuso un cambio radical, pues además, acababan de tener su primer hijo.

"Empacamos todas nuestras pertenencias en diez cajas de cartón y nos trasladamos con el bebé a Estados Unidos. Al principio fue un cambio muy duro, tuvimos que ocuparnos de tramitar muchos asuntos, desde la tarjeta de seguridad social hasta las licencias de conducir, todo en inglés", recuerda.

Fue un período muy difícil para la joven familia, pero también un gran reto profesional. “Aprendimos muchísimo. Comencé a trabajar como Administrador de Tecnologías de la Información, y tuve que ocuparme al poco tiempo de muchas cuestiones muy diversas, desde los problemas más pequeños hasta los grandes desafíos de la computación", relata el experto.

De Detroit a Múnich

Después de tres años y medio en Detroit Klingel presentó una solicitud para trabajar en Alemania en el grupo automotriz BMW. Lo invitaron a Nueva York y fue contratado después de una entrevista por video. “Me ofrecieron un puesto que tenía que ver con una red en la que estarían interconectados todos los distintos centros y oficinas internacionales del grupo".

Después de trabajar tres años en Múnich, volvio una vez más a Estados Unidos. BMW lo envió durante tres años a Carolina del Sur, donde asumió un puesto directivo.

Entre tanto, el experto en informática vive con su mujer y sus dos hijos en Innig am Ammersee, un balneario situado en un idílico paraje entre los lagos de Wörthersee y de Ammersee.

En días despejados puede verse desde su casa una vista espectacular de los alpes bávaros. Pero la vida en las faldas de las montañas tiene su precio, que es conducir diariamente un trayecto de 86 kilómetros de ida y vuelta desde su trabajo.

Aunque le gusta su vida en Alemania, el experto sueña con volver a viajar a algún lugar exótico. Él y su familia recuerdan con añoranza su estancia en Estados Unidos, donde aprendieron valores como la tolerancia y la apertura, que quieren que sus hijos conserven. Klingel quiere volver al extranjero, le encantaría viajar a Sudamérica; por ejemplo, a Brasil.

Autora: Eva Usi

Editor: Enrique López