Necesitó dos intentos para lograr mudarse al Palacio de Bellevue, sede de la presidencia germana, y tampoco era la primera opción de la canciller Angela Merkel. Pero desde su visita oficial a Israel, si no antes, Joachim Gauck ha demostrado que Alemania vuelve a tener un presidente que se inmiscuye en asuntos políticos. Un hombre que es capaz de abordar los temas que importan.