La abuela y su móvil
16 de diciembre de 2011Setenta y cinco años, le gusta leer, es vegetariana, vive sola. Toca la pantalla de su teléfono móvil y aparece la información de una actividad cultural en un club de lectura, la línea de autobús que la lleva hasta ahí y en donde, en la cercanía, encuentra ofertas de comida apropiadas. Así mismo -sin introducir más datos- puede ver una propuesta de dieta para la semana, adaptada a los últimos exámenes médicos. ¿Para el fin de semana? Existe un centro cultural que necesita, para dos días, la colaboración de adultos en la supervisión de niños; se puede anotar a través de su teléfono.
Ciencia aplicada
Ése es el futuro, no muy lejano. “Suena muy fácil, pero no lo es”, dice a Deutsche Welle Miguel González, director de programas de Ciencias e Ingeniería de la Computación del Tecnológico de Monterrey, único instituto latinoamericano que participa en un proyecto internacional que une, entre sus 33 participantes, a la ciencia, la industria y la gestión pública.
Oasis se llama el proyecto, parte de la Alianza para la Vida Asistida; su objetivo concreto es lograr fuentes de aplicaciones estandarizadas compatibles con toda empresa de comunicaciones; se trata de incluir socialmente a la población mayor. Investigadores del Instituto alemán Fraunhofer para Desarrollo de Software Experimental y de la Universidad de Bremen también forman parte del equipo.
“Por lo general, las personas mayores no están muy convencidas de usar mucha tecnología”, comenta el especialista. Los entrenamientos para lograr seducir a los posibles clientes de las bondades de estas aplicaciones también están contemplados en el proyecto. Por lo pronto, en un piloto con cincuenta personas mayores en Milán no ha sido mucha la resistencia a esta ayuda, que viene con la forma de un teléfono inteligente.
.Aplicación más concreta
Oasis está a punto de concluir y de los 18 millones de euros que habrá costado, el 60 por ciento proviene de fondos de EuropeAid de la Comisión Europea. El instituto de Monterrey se ha encargado de la parte de estandarización de perfiles de usuarios. “Hemos intentado llevar algunas de estas iniciativas de manera local a institutos que trabajan con adultos mayores. No fue posible. En México el rezago en tecnologías es considerable”, comenta González; a pesar de ello está satisfecho de que la investigación aplicada que ha desarrollado su instituto haya logrado visibilidad para el tema de las tecnologías de la información al servicio del desarrollo. En esta cooperación con la UE “se trata de cerrar esa brecha”, dice González.
¿Se han probado las aplicaciones en su país? No. Pero, “aunque en México no ha habido un impacto directo en las personas, sí ha habido uno a nivel político”, dice el especialista. En una siguiente etapa, focalizada concretamente en zonas de riesgo, se trata, por ejemplo, de trabajar con el instituto nacional de salud pública en epidemiología.
Autora: Mirra Banchón
Editor: José Ospina Valencia