Argentina apuesta por la soja
22 de enero de 2013Desde hace cinco años un foro global sobre alimentación y agricultura, que acompaña la mayor feria alimentaria, la Grüne Woche, se ha convertido en Berlín en una especie de Davos del Campo. Este año acudieron los ministros de Agricultura de 80 países para debatir lo que debe hacerse de cara a una población mundial que en el 2050 será de 9.000 millones y que habrá que alimentar.
“Será necesario duplicar la producción de alimentos en los próximos 30 años y esto implica un desafío tecnológico y de sustentabilidad medioambiental, económica y social. Lo que se necesita son inversiones que han sido muy postergadas en el sector agrícola, un sector que no ha sido atractivo para las inversiones por el cambio climático, la variabilidad de los rendimientos y la volatilidad de precios”, afirma el viceministro argentino de Agricultura, Lorenzo Basso, en conversación con DW.
La ganadería y la agricultura son uno de los ejes de la economía argentina. El país se ha convertido en el tercer productor mundial de soja, que destina a la producción de biodiesel y de pienso animal. “En términos generales, el cultivo de soja ocupa alrededor del 45% de la superficie cultivable y ha aumentado a la par de la demanda global, sobre todo proveniente de China, donde el consumo de aceites y la demanda de proteínas para pienso animal como la harina de soja se ha incrementado”, afirma Basso.
Bloqueo al diesel argentino
Argentina y la UE se enfrentaron en diciembre por el bloqueo de España a las importaciones del biodiesel argentino. Buenos Aires interpuso una demanda ante la OMC, por las restricciones de España, país que compró en 2011 el 53% de los 1.900 millones de dólares exportados ese año.
Basso indica que antes de la estatización de la petrolera YPF, que estaba en manos del grupo español Repsol, el gobierno de Zapatero había anunciado que suspendería las compras de biodiesel argentino porque España quería activar sus plantas de biodiesel para genera fuentes de empleo.
“El problema es que el biodiesel español cuesta el doble que el importado de Argentina. Eso fue transitorio y España anunció la apertura a las importaciones de biodiesel. Ese biodiesel ingresa por España y va a otros países, Alemania, Francia y Holanda”, señala el viceministro argentino.
“Argentina ha trabajado intensamente en función de los parámetros que planteó la Unión Europea para incrementar las exportaciones de biodiesel y venderlas aquí. Estamos en un momento en el que tenemos que ver hacia dónde va el mundo en relación a los biocombustibles en general, por el famoso tema de la competencia con los alimentos. Aunque Argentina no es como Estados Unidos, que produce bioetanol a partir del maíz. Al igual que la caña de azúcar, el biodiesel de soja no supone una competencia con los alimentos”, afirma.
Los motores de Mercosur
El funcionario señala que el MERCOSUR se ha afianzado como bloque y que hay unas excelentes relaciones con los países asociados, Chile y Bolivia. “Argentina y Brasil, los dos motores del MERCOSUR, se necesitan y se complementan mutuamente. “Nuestra obligación es incrementar la producción de alimentos para abastecer la demanda mundial. Argentina produce para unos 400 millones de personas en todo el mundo. La apuesta es incrementar en forma sustentable y socialmente aceptable hasta un 50% la producción, para abastecer de alimentos a 600 millones de personas, eso será lo que nos demandará el mundo", plantea Basso.
El viceministro criticó los planes del Deutsche Bank, que durante el foro internacional de alimentación y agricultura anunció que retomará la venta de productos financieros basados en materias primas agrícolas. “La especulación financiera a nivel mundial es lo que ha ocasionado una gran volatilidad de precios, que perjudica a los países más pobres que importan alimentos. Estas variaciones de precios crean una sensación de inseguridad, lo que provoca un aumento en la demanda de divisas para adquirir los alimentos”, dice.
El funcionario señala que la volatilidad de precios es enemiga de las inversiones. “La producción cae y por tanto estamos en estas crisis alimentarias sumadas a los problemas climáticos”, indica. Como ejemplo, recuerda la reciente sequía en Estados Unidos, que causó la pérdida de 100 millones de toneladas de granos. “Eso provoca una inseguridad alimentaria en muchos países que necesitan esa producción para abastecerse".
Autora: Eva Usi
Edición: Emilia Rojas