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La Biblia contra Darwin - Iglesia y Evolución

Petra Nicklis (lab)11 de febrero de 2009

Dios necesitó siete días para concebir el agua y la tierra, el día y la noche, animales y humanos. Una explicación suficiente, hasta que en 1859 Charles Darwin publicó su obra 'El origen de las especies'.

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Evolución del hombreImagen: picture-alliance / dpa

Darwin fue más allá de la biología de la evolución: cambió por completo nuestra visión del mundo. La vida no fue creada por un Dios organizador, sino por una “selección natural” no planificada. Se trata de un asunto fundamental: ¿Nuestros antepasados eran simios, o provenimos de un pedazo de arcilla?

Una cuestión polémica

La pregunta se debate desde la escuela. “La cuestión está siempre presente, tan pronto como alumnos de Biología acuden a mi clase de Religión, o viceversa”, explica la profesora Hiltrud Stärk-Lemaire, del instituto Lessing, en Colonia.

Los textos bíblicos y la teoría de la evolución darwinista no deben entenderse como principios antónimos. Pueden ser considerados como distintos puntos de vista, pero igualmente entendibles. “La Biblia describe la Creación en un sentido lírico que representa la vida, mientras que Darwin intentó describir la Creación y la vida de modo científico”, explica el profesor de Teología en la Universidad de Bonn Michael Meyer-Blanck.

Charles Darwin Symbolbild
Charles Darwin y su famosa obra 'El origen de las especies'Imagen: AP Graphics

“La ciencia existe para explicar el mundo de la vida y su origen; la religión, la cultura y el arte existen para entender el sentido de la vida. Por ello, religión y ciencia no son enemigos, sino distintas maneras de describir la vida que no se anulan mutuamente”.

Nuevas corrientes de pensamiento

A pesar de ello, los llamados ‘Creacionistas’ ven este tema de forma distinta. Ellos toman el relato de la Creación del Antiguo Testamento al pie de la letra: tras crear la Tierra, hacer brotar la hierba y dejar volar los pájaros, Dios culminó su obra con la creación del hombre a su imagen y semejanza. Así pensaba casi todo el mundo antes de la llegada de la edad moderna.

El Creacionismo, una corriente formada principalmente por cristianos evangélicos, se desarrolló en los Estados Unidos a principios del siglo XX. En 2005 convencieron al entonces presidente George W. Bush de que la teoría del Intelligent Design (‘diseño inteligente’) debía ser enseñada al mismo nivel que la Teoría de la Evolución en la clase de Biología. Intelligent Design es la tesis creacionista, según la cual la vida surgió de un ser inteligente y originario.

El profesor Meyer-Blank no está de acuerdo con esta tesis: “La identifico más bien con un problema en la educación religiosa. Cuando se es niño, es normal pensar que Dios actúa en el mundo directamente, como por magia, y creó la naturaleza y la realidad que se conoce. Pero esta forma de pensar debe superarse al llegar a la adolescencia o la vida adulta, ya que hay que saber distinguir entre la experiencia religiosa y la explicación científica.”

El creacionismo no es un fenómeno que se da exclusivamente en Estados Unidos. También en Alemania existen cristianos que niegan la Teoría de la Evolución, ante todo grupos conservadores.