La “blue card” cumple dos meses
5 de noviembre de 2012Desde agosto se viene otorgando en Alemania la “Blaue Karte”, un documento que busca facilitar la inserción de los profesionales no comunitarios altamente calificados en el mercado laboral germano, brindándoles beneficios como el derecho de residencia para el portador y su pareja, por ejemplo. Hasta ahora se han entregado en Hamburgo 163 “blue cards” a los nuevos empleados de la industria portuaria, de las compañías navieras, de las empresas aeronáuticas, del sector de las energías renovables y de los creadores de videojuegos.
Las estadísticas de los otros Länder no se han dado a conocer todavía. “La mayoría de ellas han sido concedidas a ciudadanos de la India”, señala Birte Steller, quien trabaja en el Welcome Center de Hamburgo, un “centro de bienvenida” en donde los profesionales extranjeros pueden hallar respuesta a todas las preguntas relacionadas con detalles prácticos de la vida cotidiana en Alemania. Aunque sostiene que es demasiado temprano para hacer un balance de la efectividad de las “blue cards”, Steller ve esta medida con algo de recelo.
Steller teme que el empresariado se concentre en “cazar nuevos talentos” fuera de Alemania, usando como incentivo la promesa de un sueldo mínimo entre los 35.000 y los 45.000 euros anuales, que es poco atractivo para los profesionales alemanes y extranjeros ya asentados en territorio germano. “Está por verse cómo se desarrolla esta tendencia. Al final es posible que todos los salarios terminen siendo bajos”, comenta la funcionaria del Welcome Center hamburgués.
Comienzan a escasear los trabajadores especializados
Según un sondeo realizado por el Instituto para el Estudio del Mercado Laboral, con sede en la ciudad de Núremberg, al ocho por ciento de las empresas alemanas se le hizo imposible llenar todos sus puestos de trabajo en la primera mitad de 2011. El número de plazas vacantes era menor que en la primera mitad del año 2000, pero la tendencia apunta a que la carencia de trabajadores especializados se acentuará si no se aplican mecanismos para contrarrestar factores como el envejecimiento de la sociedad alemana.
El hecho de que una plaza permanezca vacía durante un tiempo prolongado ya es un problema serio para las compañías pequeñas. Steller argumenta que, de cara a este escenario, el Estado alemán podría hacer aún más para acelerar la inserción de inmigrantes en la maquinaria productiva nacional. A sus ojos, aunque la demanda de las “blue cards” es alta, el Ministerio del Trabajo también podría facilitar la homologación de los títulos obtenidos tras cursar al menos cinco años de estudios en una universidad o escuela superior técnica extranjera.
Para poder homologar este tipo de diplomas haría falta promulgar un reglamento legal especial y el Ministerio alemán del Trabajo no ve la necesidad de intervenir en esa materia en este momento. Hamburgo y otros Estados federados liderados por socialdemócratas intentarán ejercer presión a favor de ese reglamento especial. Mientras tanto, el éxito de las “blue cards” para el país dependerá de que Alemania consiga convencer a los trabajadores altamente calificados de quedarse y no emigrar a otros países comunitarios. Y es que otra de las ventajas de la “Blaue Karte” es que les permite moverse por la Unión Europea.
Autores: Katherine Erdmann / Evan Romero-Castillo
Editora: Emilia Rojas Sasse