La buena estrella de Schröder
28 de agosto de 2002La brillante carrera política de Schröder no se la debe a su cuna. Tal vez sea por ello que sigue sintiendo simpatía por la gente que, como él, no nació con cuchara de plata en la boca y a pesar de ello se forjó a pulso su destino. Gerhard Fritz Kurt Schröder nació en el seno de una familia humilde, el 7 de abril de 1944. Nunca conoció a su padre, quien murió durante la Segunda Guerra Mundial en Rumania. Su madre, Erika, sacó adelante a sus hijos limpiando casas ajenas.
No sabía perder
Su madre le recuerda como un niño que no sabía perder. "Se enfurecía cuando no ganaba en algún juego casero" dice. Entre tanto Schröder afirma que se ha curtido, ha tenido que aprender de varias derrotas. Una de las anécdotas que se cuentan del Canciller es que alguna vez prometió a su madre que la iría a recoger en Mercedes. Desde temprana edad adoptó el papel de padre frente a sus hermanos, una hermana cinco años mayor, tres hermanastros nacidos de un nuevo matrimonio de Erika Schröder y hasta cuidó de su padrastro enfermo de tuberculosis. La familia no tenía dinero para una buena educación.
¡ Quiero entrar ahí !
"Tuve una niñez feliz pero pobre, -dice el ahora canciller- y por eso no tuve acceso a una educación universitaria desde un inicio". El canciller sostiene que las élites son parte de una sociedad democrática, pero ésta debe contar con sistema educativo accesible para todos, independientemente del presupuesto familiar. Schröder se capacitó como vendedor y después trabajó en una tienda, mientras estudiaba en la universidad por las noches, hasta concluír la carrera de derecho. Cuando se tituló a mediados de los setenta, ya había incursionado en la política.
Una anécdota cuenta que siendo Schröder un joven parlamentario socialdemócrata, se le vió agarrado a los barrotes de la cancillería alemana gritando "quiero entrar ahí". Ya había dejado atrás las turbulencias del activista juvenil alérgico a la intelectualidad del 68 y los años de joven abogado defensor de los entonces terroristas de la Fracción del Ejército Rojo, RAF.
Fue por su mamá
Comenzaban los años ochenta, Schröder había entrado en los cuarenta y había logrado su primer escaño en el parlamento alemán, donde permaneció seis años. El joven político se propuso ambiciosas metas: quería ser jefe de gobierno de su estado natal, Baja Sajonia, al norte del país. En un primer intento en 1986, no lo logró, pero llegó al cargo cuatro años después. Primero gobernó en coalición con los verdes y en 1994 su partido, el SPD, logró la mayoría absoluta. Fue entonces cuando dicen que se subió al Mercedes para ir por su mamá.
Ya entonces Schröder era considerado un político con perfil de derecha dentro de su partido. El "Camarada de los empresarios" tiene todavía estrechos vínculos, sobre todo con la industria automotriz. Se acercaban las elecciones generales de 1994 y el SPD seguía sin tener un candidato a gusto de todos.
Para derrotar al temible Canciller de la reunificación alemana, Helmut Kohl, se formó una troika integrada por Oskar Lafontaine, quien ya había fracasado en las elecciones de 1990, el tímido Rudolf Scharping y Gerhard Schröder. Las bases del partido desconfiaban del derechista Gerd y le dieron su apoyo al bueno de Rudolf. Como se sabe, el Canciller consiguió la reelección.
"Amigo del enemigo"
Pasaron otros cuatro años y Kohl se lanzó nuevamente a la campaña. Los socialdemócratas seguían en crisis de identidad, esta vez, con dos candidatos: el compañero Oskar, amigo de las bases, frente al pragmático Gerd, "amigo del enemigo", la gran industria y el poder. La disyuntiva se definió en las elecciones de Baja Sajonia.
Si Schröder perdía, se resignaría a ser político de provincia, pero la población de Baja Sajonia le dió el sí. Los resultados del partido mejoraron notablemente en el Estado, superando con buen margen la mayoría absoluta. Esa misma noche, Lafontaine anunció que la candidatura del partido había sido decidida a favor de Gerhard Schröder.
El hombre fuerte del SPD
El partido de Willy Brandt y de Helmut Schmidt llevaba 16 años en la banca de la oposición. Franz Müntefering, secretario ejecutivo del partido diseñó una campaña política ‘a la americana’, como nunca se había vivido en Alemania. El 27 de septiembre de 1998, el SPD arrasó en las urnas. Con casi 41% de los votos, era el partido más fuerte en el parlamento y Schröder anunció una coalición con el partido de Los Verdes. Se había convertido en el séptimo Canciller de Alemania y el primero que llegó al puesto imponiéndose en las urnas.
Nadie antes lo había conseguido. Los dos relevos en el poder que ha vivido la Alemania moderna fueron por la vía del cambio de alianzas en el parlamento. Primero fue el carismático Willy Brandt, quien accedió al cargo en 1969, siendo ministro del Exterior, lanzado por los votos del Partido Liberal. El siguiente relevo del poder, lo protagonizó Helmut Kohl, en 1982, a través de una moción de censura contra Helmut Schmidt, sucesor por vía directa de Brandt, habían sido los liberales quienes le dieron la espalda a Schmidt.