La Bundesliga en Sudáfrica: Chile y México
6 de junio de 2010Arturo Vidal
Hay pocos futbolistas que sirven de una manera tan clara de ejemplo de la positiva influencia de la Bundesliga en su carrera como Arturo Vidal. El joven talento llegó de Chile a Alemania con apenas 20 años, una sorpresiva contratación del Leverkusen en contra del mito de que los suramericanos, especialmente aquellos que aún están en proceso de maduración, tienen problemas para adaptarse que ponen en riesgo su desarrollo.
En el caso de Vidal ocurrió todo lo contrario, ni siquiera el cambio de posición de defensa central a volante de contención -sustentando por su talla, ya que Alemania demanda centrales de gran altura- constituyó un problema. A paso seguro el chileno fue integrado al equipo, el club se encargó de proteger su proceso y brindarle todas las oportunidades para asimilar sus nuevas tareas, que se ajustaban a la perfección al espíritu combativo del jugador; en su primera temporada Arturo Vidal se consolidó como titular del Leverkusen.
En los dos siguientes campeonatos alemanes, especialmente en el último, Arturo Vidal fue uno de los arquitectos de la excelente campaña del Leverkusen, que dominó la Bundesliga durante casi todo el torneo; el jugador chileno del 2010 tiene poco que ver con el que llegó a Alemania en el 2007, si en aquel entonces las expectativas (propias y ajenas) ponían símbolos de interrogación ante su nombre, hoy éste viene acompañado de signos de admiración: un futbolista maduro, dinámico, agresivo y con una presencia en la cancha que es imposible ignorar.
Sobre el proceso hecho en el fútbol alemán Vidal le dijo a DW-WORLD “yo creo que son las ganas que tengo de triunfar lo que me ha llevado a cumplir las metas que me he propuesto: aprender el idioma; acostumbrarme a que aquí, en Alemania, la gente es más fría; adaptarme al fútbol, que es más rápido y más fuerte que en Suramérica. Todo esto lo he hecho bien para poder triunfar”. Lo único que el volante chileno omitió revelar es que el otro pilar de su gran desarrollo está en la estabilidad familiar; Vidal, que desde hace unos meses es padre, reunió a gran parte de sus seres queridos en torno suyo en Leverkusen, y no tiene motivos de nostalgia pues aquellos a quienes extraña están a su lado constantemente.
Ricardo Osorio
El integrante de la selección mexicana y jugador del Stuttgart considera que la mayor enseñanza que le deja su paso por la Bundesliga, la que abandona a partir de la próxima temporada, es que en el mundo del fútbol los triunfos y una positiva moral de trabajo no siempre se reconocen como merecen. Campeón en el 2007, dos veces finalista de la Copa Alemana, dos veces compitió en la Champions League, una vez en la Copa UEFA, y sin embargo el club no se esforzó por retenerlo: “lo único que sé es que me quiero ir de aquí de Alemania y que toda la gente se de cuenta que Ricardo Osorio hizo bien las cosas durante cuatro años” le contó el jugador a DW-WORLD.
“Oso”, como lo llaman cariñosamente en Stuttgart, conoció en la Bundesliga la frustración del futbolista profesional para el que no todo es fama ni color de rosa; las garantías que en otros países ofrecen los triunfos no valen en Alemania, una lección que el defensor dice lo va a acompañar el resto de su vida. “Aquí todo es distinto” cuenta Osorio al hablar de su experiencia en el país al que, junto a su compatriota Pavel Pardo, llegó como un “producto exótico”, hasta entonces ningún mexicano había jugado en la liga, sobre el cual se abalanzó la prensa con el deseo de fotografiarlos con sombrero de charro y un par de tacos y chiles en las manos.
Las cosas de todas formas marcharon para él bien, al principio. De 0 a 100, recién llegado y en la primera temporada salió campeón, un logro que desde su perspectiva era suficiente para ganarse el respeto de las directivas, plasmada en la seguridad de ser titular. Pero Ricardo Osorio conoció otras facetas, se dio cuenta que así luchará contra el frío invernal día a día para dar lo mejor de sí en su posición, otros factores pesaban más, que detrás suyo había mucha gente empujando para desbancarlo.
“No es como en México, donde la gente y las directivas te respetan por lo que has conseguido”, lamenta Osorio, quien con el paso de las temporadas, y por la mala suerte de las lesiones, se quedó sin espacio en el equipo y ahora, madurado a punta de decepciones, va a Sudáfrica a “demostrarle en el Mundial a mucha gente que está dudando de mis capacidades, por qué me voy de este club, que me voy por otras cosas no por lo futbolístico”.
Autor: Daniel Martínez
Editor: José Ospina-Valencia