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La catedral, órgano vital de Colonia

24 de julio de 2009

¿Qué sería de la ciudad de Colonia sin su catedral? Desde luego, no sería el imán turístico que es ahora, albergando la tercera catedral gótica más grande del mundo. Tanta visita implica, no obstante, mucho polvo.

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Imagen: KölnTorismus

La magnífica catedral de Colonia es un punto de encuentro para los amantes del estilo gótico. En un día de sol, sus oscuras torres contrastan fuertemente con el claro cielo azul. En un día cubierto, las nubes parecen engullir sus tejados en su infinita trayectoria ascendente.

Sin embargo, toda esa belleza cuesta tiempo y dinero. Y aunque los cerca de 100 millones de turistas que viajan a la ciudad atravesada por el Rin (de los cuales casi 6,5 millones visitan la catedral) ayudan a llenar las arcas municipales cada año, el mantenimiento de la iglesia implica gastos millonarios.

Fotos zu einem Artikel über die Putzrestauratorin im Kölner Dom
Bettina Grimm, especialista restauradora, en plena labor de limpieza de la catedral.Imagen: DW

Además del dinero, los visitantes de la catedral (conocida en alemán como Kölner Dom) traen consigo considerables cantidades de polvo, que no sólo cubre el suelo, sino también las innumerables estatuas, mosaicos y obras de arte contenidas en la iglesia.

Para eliminar todo este polvo, un personal normal de limpieza no es suficiente.

Mi equipamiento diario consiste en una aspiradora, varios pinceles, bayetas para el polvo, una lámpara de cabeza, escalpelo, esponjas y lápices de fibra de vidrio”, dice Bettina Grimm, la única mujer especialista en el campo de la restauración plástica. “También utilizo un mortero y pigmentos cuando debe ampliarse el trabajo de restauración.”

La maestra constructora Barbara Schock-Werner le puso el título de Putzrestauratorin, un juego de palabras en alemán: putzen significa limpiar y estucar, ambos trabajos complementarios de su labor de restauración.

Más que limpiar el polvo

La especialista restauradora Grimm parece más una arqueóloga que parte del personal de limpieza cuando realiza su trabajo con precisión y delicadeza. Sosteniendo un pequeño pincel en una mano y un aspirador en la otra, elimina cuidadosamente diminutas partículas de polvo de las valiosas esculturas. En esta profesión, los detergentes de limpieza corrientes están absolutamente prohibidos.

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Con ayuda de pequeños pinceles y aspiradores, la restauradora elimina partículas de polvo de las valiosas esculturas.Imagen: picture alliance/Bildagentur Huber

Grimm trabaja junto con unos 60 albañiles, escultores, carpinteros, pintores, electricistas, cerrajeros, restauradores de vidrio y orfebres de oro y plata para mantener el brillo de la catedral. Un tamaño de plantilla comprensible, teniendo en cuenta el impacto diario de la contaminación urbana y los miles de visitantes en la catedral, con sus 800 años de vida.

Como única persona responsable de “limpiar el polvo” en la catedral, Grimm debe cubrir más de 6.000 metros cuadrados de espacio.

“Tengo que limpiar siete capillas del coro y la sillería, y al final de la semana, los viernes, debo dedicarme a los tallados en madera y los cojines. Así, todo queda reluciente para la misa del domingo”, comenta Grimm. “También debo limpiar las Estaciones de la Cruz”, añade. “En realidad, siempre voy apurada, porque no hay suficientes horas en el día.”

Icono de arquitectura y publicidad

El presupuesto anual de la catedral se encuentra entre seis y siete millones de euros, que mayoritariamente es para el personal.

Todo el dinero y los esfuerzos en el mantenimiento, no obstante, merecen la pena, ya que la catedral de Colonia es uno de los destinos turísticos más populares de Alemania. Colonia no sería lo mismo sin la marca de la ciudad, dice Josef Sommer, director de la oficina turística colonesa, Köln Tourismus.

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Josef Sommer, director de la compañía turística Köln Tourismus.Imagen: DW

“La catedral es inherente a Colonia”, afirma Sommer. “Y ha sido así desde la Edad Media, desde que se dibujaron los planos estructurales para esta magnífica catedral. La reputación de Colonia y su atractivo como destino turístico están estrechamente relacionados con la iglesia.”

La catedral de Colonia fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996. De acuerdo con las Naciones Unidas, el Dom representa el estilo arquitectónico Alto Gótico mejor que ninguna otra catedral en el mundo, en su pureza y perfección.

La construcción de la iglesia comenzó en 1248, y se completó hasta 1880. Desde su finalización, sus torres de 150 metros de altura han sido el símbolo de la ciudad, hasta tal punto que las compañías las utilizan como iconos publicitarios.

Podría incluso decirse que la ciudad de Colonia depende financieramente de la catedral. En otras palabras, cada céntimo invertido en mantener la catedral reluciente es un céntimo utilizado para mantener la ciudad viva.

Autor: Frank Gazon (lab)

Editora: José Ospina