La conferencia de los vampiros
24 de enero de 2003Los vampiros viven en castillos viejos, cazan de noche y duermen de día en sus ataúdes. De vez en cuando atacan a vírgenes para morderlas en el cuello y chupar su sangre y sólo los paran el ajo, la luz del sol o una estaca de madera clavada en su corazón. Eso dicen.
Pero las cosas no son así de fáciles. Esto lo saben los participantes en un congreso que estos días organiza la "Dracula Society" alemana en Fernwald-Steinbach, cerca de Gießen. La flor y nata de los expertos alemanes se da cita para discutir temas como "Lo bueno y lo malo – ¿el vampiro siempre es malo?" y para divertirse. Aparte de las conferencias habrá un gran baile hasta el amanecer y a medianoche se elegirá a Mrs. y Mr. Dracula. Sobra decir que los congresistas lucirán capas negras, colmillos como los de Dracula y caras pálidas.
Los vampiros originales no muerden
Pero no hay que confundir el congreso con un gran carnaval. La "Dracula Society" es una organización muy seria, compuesta por historiadores, etnólogos y demás expertos en Dracula.
El Dr. Peter Mario Kreuter, historiador y balcanólogo, escribió su tesis sobre la creencia en los vampiros en el sudeste de Europa, la cuna de Dracula. En una entrevista con DW-WORLD indicó que esas viejas creencias folklóricas ya no tienen nada que ver con la imagen que tenemos hoy en día de los vampiros: "En los países del sudeste de Europa, los vampiros eran muertos, a quienes se conocía personalmente. Ellos volvían a la vida y hacían daño. La gente explicaba, de este modo, muertes inexplicables y cadáveres cuyo proceso de putrefacción se salía de lo normal."
Los que vivimos en occidente tenemos, según Kreuter "una imagen literaria de los vampiros que prodece sobre todo de la novela ‘Drácula‘ de Bram Stoker, con el vampiro como obra de arte. Hay detalles que se han preservado como el ajo, que sirve de protección contra los demonios, y la estaca, pero generalmente las dos imágenes tienen poco en común. Los vampiros de Transilvania ni siquiera mordían a sus víctimas sino que les quitaban la sangre misteriosamente desde la lejanía."
Vampirismo como subcultura juvenil
Mark Benecke, otro de los conferenciantes, es biólogo forense y miembro de la "Transylvanian Society of Dracula" internacional. Cuando él se ocupa del tema, es, entre otras cosas, para saber si los muertos que tiene que examinar son víctimas de algún culto oscuro. Según contó a DW-WORLD, hay en Alemania subculturas juveniles muy diversas y ricas en torno a los vampiros: "Unos grupos se definen sobre todo por la música gótica, y el centro de los góticos está en Alemania. Otros mezclan el vampirismo con el sadomasoquismo y los fetiches." Para él, estas mezclas son una consecuencia natural, ya que "ambas cosas, el vampirismo y el sadomasoquismo, tienen mucho que ver con la sangre, la devoción y la entrega."
Normalmente los diferentes grupos no están en contacto. Benecke: "Cuando en un concierto se encuentran personas con trajes de terciopelo con gente ‘heavy‘ que viste de cuero negro, no se reconocen mutuamente como seguidores de un mismo culto. Piensan que se han equivocado de fiesta." Otros viven su entusiasmo por los vampiros en juegos de rol, donde representan a un personaje lúgubre. Todos estos grupos difieren de los vampirófilos de otros países, indica Benecke: "En Inglaterra generalmente ya han pasado los 35 años y en EE.UU. la cultura abarca tanto gente mayor, que hace hincapié en lo espiritual de los vampiros, como jóvenes para los cuales el vampirismo se reduce simplemente a hacer fiestas."
Pero muchos jóvenes en ambos lados del atlántico ni siquiera entienden la simbología y piensan que hay que tomar las cosas al pie de la letra, como los que afirman que ellos mismos son vampiros. Que estos jóvenes no han entendido nada de la esencia del vampirismo, lo afirman al unísono todos los expertos.