La difícil coalición contra EI en Mosul
14 de octubre de 2016A principios de octubre tuvo lugar en Washington una conferencia para preparar la ofensiva contra Mosul, una ciudad del norte de Irak controlada por el grupo terrorista Estado Islámico (EI). A la reunión fueron invitados también representantes de los cristianos. Estos, al igual que los ciudadanos suníes del país, suelen ser apresados por los combatientes de EI. En total hay más de un millón de personas atrapadas en Mosul. Encerradas y aterrorizadas por las minas y los francotiradores del grupo yihadista. Cuando empiece la ofensiva tienen planeado utilizarlos como escudo humano contra los disparos de las tropas de la coalición.
El representante de los cristianos, al igual que sus correligionarios, quiso saber cómo pretendía proteger el ejército iraquí a la población de Mosul. La respuesta fue que los ciudadanos deberían pintar una gran cruz blanca en las fachadas de sus viviendas. Eso resultará inútil, respondió el portavoz de los cristianos. Los tiradores que estén situados fuera de la ciudad no podrán distinguir las marcas y, además, éstas llamarán la atención de los terroristas de EI. Acabarán con los cristianos enseguida, añadió.
"Unidades de movilización popular" chiítas
El diálogo es una muestra de los enfrentamientos que existen entre los distintos grupos religiosos. Conflictos que serán una pieza clave en la reconquista de Mosul. Las tensiones entre cristianos y los extremistas suníes son solo una parte de ellos. Y es que las mayores disputas son las que confrontan a los distintos grupos chiíes, sobre todo a las llamadas "unidades de movilización popular”. Un tipo de autodefensas surgidas en el verano de 2014. En junio de ese año Mosul fue conquistada por EI de una forma muy similar. El ejército iraquí prácticamente no ofreció resistencia.
La derrota fue un duro golpe para todo el país. En aquel entonces, el ayatolá espiritual de los chíies Ali Sistani pidió a sus jóvenes seguidores que se unieran a las fuerzas de seguridad del país. Innumerables jóvenes respondieron a la llamada pero no se integraron ni en las fuerzas armadas ni en la policía. Por el contrario, lo que hicieron fue formar sus propios grupos, las llamadas "Unidades de movilización popular”.
Algunos de estos grupos, como el del conocido líder chií Muqtada al-Sadr, tienen una orientación más nacionalista; otros, como la organización Badr del exministro de Defensa iraquí Hadi al-Amiri tienen más conexión con el gobierno iraní. Sus milicias, sin embargo, combaten a menudo junto a las fuerzas iraquíes. Sobre ellas ejerce cierta influencia el gobierno de Teherán.
Kurdos y turcos
Los diversos grupos chiítas cuentan con más de 100.000 combatientes en sus filas. Estas milicias, sin embargo, no son las únicas que están tratando de sacar provecho político de su compromiso con la reconquista de Mosul. También los kurdos peshmerga se han unido a la coalición. Su objetivo: seguir estabilizando la Región Autónoma del Kurdistán y hacerla aún más independiente del estado iraquí.
Los deseos de los kurdos preocupan desde hace tiempo al gobierno turco. Turquía tiene miles de soldados desplegados en Irak. Su misión allí: luchar contra los "terroristas”. Ankara engloba bajo este término a grupos yihadistas como el Estado Islámico. Aunque también a los combatientes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
En las próximas semanas y meses la coalición anti-Estado Islámico deberá permanecer unida por el interés común: recapturar Mosul. Pero si los grupos que forman esta unión comienzan a luchar entre sí, a Irak le esperarán tiempos difíciles.
Un artículo de Kersten Knipp.