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La economía de Italia sufre por el COVID-19

Marina Strauß
24 de junio de 2020

Los meses de estricto confinamiento golpearon duramente a la economía de Italia. Marina Strauss visitó el norte del país, donde muchos sufren y algunos esperan que la crisis tenga una salida.

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Colores de la bandera italiana en el cielo, hechos con humo.
Imagen: Reuters/F. Lo Scalzo

Maria Vittoria Falchetti conoce varias facetas de la crisis. Sabe lo que es perder a un ser querido por ella. Su padre, Umberto, falleció a consecuencia de la COVID-19 en marzo. Falchetti sabe también lo que se siente cuando una empresa familiar no puede seguir produciendo, de un día para otro, y 1.200 empleos están en riesgo en todo el mundo.

Es directora de marketing y copropietaria de MTA, una proveedora automotriz en Codogno. Esta ciudad, en la región septentrional de Lombardía, llegó a las noticias porque allí apareció, a fines de febrero, el primer paciente positivo en Italia. La localidad fue sellada, nadie podía salir o entrar. Como muchas otras compañías, MTA tuvo que detener temporalmente la producción.

Maria Vittoria Falchetti en instalaciones de MTA. Su padre, hijo del fundador de la compañía, falleció por COVID-19
Maria Vittoria Falchetti en instalaciones de MTA. Su padre, hijo del fundador de la compañía, falleció por COVID-19Imagen: DW/M. Strauß

"Nos preocupó no poder seguir suministrando a las casas automotrices en Italia, y en toda Europa", cuenta Falchetti. Tras una corta pausa, MTA pudo continuar sus operaciones en la planta de Codogno, inicialmente con solo 60 de sus 600 empleados. El big bang no llegó . Pero la breve pausa, la inseguridad y la espera, dejaron claro lo que puede suceder si las cadenas de suministros se interrumpen.

"La cadena de suministro tiene que funcionar perfectamente. Día tras día, hora tras hora", dice Falchetti, mientras recorre la fábrica en esta tarde de junio. "Nuestros clientes no pueden obtener de ningún otro productor el producto que les suministramos".

De hecho, MTA es uno de esos "campeones ocultos", cuyos nombres apenas se conocen, pero que producen piezas electrónicas y electromecánicas sin las cuales ningún automóvil puede moverse. Las cajas de fusibles de la compañía están instaladas, por ejemplo, en BMW alemanes y Tata indios.

A la economía de Italia no le iba bien antes de la pandemia

MTA es solo una de las muchas compañías que aseguran que el corazón económico del país siga latiendo en el norte de Italia, especialmente en la región de Lombardía, alrededor de la metrópoli de Milán. El virus golpeó particularmente fuerte allí.

Después de tres meses en pausa, Italia ha relajado el estricto confinamiento. Las mascarillas protectoras, que todos deben usar en MTA, dan testimonio del peligro que aún acecha. Aunque casi todos los empleados están de vuelta en la fábrica y las máquinas funcionan a toda velocidad, las ventas han caído un 50 por ciento, precisa Falchetti.

La economía de Italia se había debilitado ya antes de que la crisis del coronavirus la golpeara primero y más duramente que a cualquier otro país en Europa. La tercera economía más grande de la zona euro está endeudada con el 135 por ciento de su producto interno bruto (PIB). Debido a las restricciones, los expertos del Instituto Nacional de Estadística (Istat) esperan que el crecimiento económico italiano se derrumbe al menos un ocho por ciento este año.

Filippo Berto estaba preocupado por su empresa al comienzo de la crisis.
Filippo Berto estaba preocupado por su empresa al comienzo de la crisis.Imagen: DW/M. Strauß

Algunos ven la crisis actual como una oportunidad para Italia. Sí, COVID-19 ha aumentado enormemente la presión sobre la economía italiana. Especialmente para la industria del turismo, dice Anna Gervasoni, directora general de la asociación de capital privado AIFI. Pero: "Tenemos muchos empresarios que ahora están probando nuevos productos, nuevos mercados y nuevos modelos de negocios".

El sofá perfecto para el encierro

Uno de ellos es Filippo Berto. En la sala de exposición de su empresa Berto, dice que él y sus empleados se sorprendieron cuando tuvieron que cerrar todas las tiendas en Italia. Pero tuvo suerte, y estaba bien preparado. Como su compañía ha estado comercializando sofás y otros muebles en línea durante dos décadas, fue más fácil adaptarse a las nuevas circunstancias.

De vuelta en la fábrica: empleados de MTA en Codogno.
De vuelta en la fábrica: empleados de MTA en Codogno.Imagen: DW/M. Strauß

Durante el confinamiento, Berto amplió su cartera de negocios ofreciendo, por ejemplo, videollamadas en línea a clientes que querían remodelar sus hogares. Fue una prueba difícil, dice. "Tuvimos la oportunidad de demostrarles a nuestros clientes que podemos responder a esta situación muy, muy difícil para todos en este país".

Berto está ubicado en Meda, que siempre ha sido un centro para fabricantes de muebles italianos. La empresa obtiene exclusivamente de la región sus materiales para sofás de alta calidad. Los clientes lo sienten en sus bolsillos, pero el concepto tiene una ventaja decisiva: la empresa no depende de las cadenas de suministro globales.

Si las cifras de infección vuelven a aumentar en Italia, Filippo Berto estaría mejor preparado que otras compañías para un posible segundo confinamiento. También Maria Vittoria Falchetti, del proveedor automotriz MTA, dice que su compañía ha aprendido de la crisis y se siente preparada. Sin embargo, para muchas otras empresas en Italia, semejante horizonte parece mucho más oscuro.

(rml/cp)

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