La esquiva evidencia
11 de septiembre de 2002El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) se muestra convencido de que Bagdad está en condiciones de construir una bomba atómica en pocos meses. Pero puntualiza que la condición para ello sería que dispusiera de suficiente uranio enriquecido. Como era de esperar, Irak desmintió su capacidad e intención de intentar semejante cosa. Pero la sorpresa vino de boca de un ex inspector de armamento de las Naciones Unidas. El estadounidense Scott Ritter, quien el domingo realizara un discurso ante el parlamento iraquí abogando por una solución negociada, calificó de absurdas las acusaciones de Washington.
Cuestión de oportunidad El IISS, con sede en Londres, goza de amplio prestigio mundial. Se lo considera bastante independiente en sus apreciaciones, de manera que las advertencias allí emitidas suelen encontrar oidos atentos en el ámbito político. Y su último informe sin lugar a dudas causa preocupación. Sin embargo, fuentes del mismo instituto admitieron que no se trata en su mayoría de informaciones nuevas, sino más bien de una compilación contextualizada de datos ya conocidos. El impacto, en consecuencia, se derivaría más bien de la oportunidad en que fue presentado el documento: a dos días del aniversario del 11 de septiembre y en pleno debate sobre un ataque "preventivo" contra Irak.Al margen de la cuestión de las armas químicas y biológicas que presuntamente posee Irak, sin duda lo más inquietante sería que lograra hacerse efectivamente de una bomba atómica. Los conocimientos científicos ya los tiene, según el instituto londinense. Pero, ¿qué ocurre con el uranio enriquecido?
¿Fabricación casera?
Para conseguirlo, Saddam Hussein dispondría básicamente de dos alternativas: adquirirlo en el mercado negro, cosa factible pero probablemente difícil de ocultar ante las redes de espionaje occidentales, o bien fabricarlo en casa. Pero tampoco eso es asunto sencillo.
Si bien los investigadores del IISS estiman que cuando Irak invadió Kuwait estaba a punto de producir cantidades considerables de uranio altamente enriquecido, al parecer no hay pruebas de que ahora lo haya conseguido. "Para eso se requiere una técnica increíblemente complicada", según explica Heinz-Peter Butz, un experto de la Sociedad para la Seguridad de Reactores, en Colonia. Según él, se necesita además una gran planta de maquinaria. Otro entendido señaló, en cambio, que la producción podría llevarse a cabo en cualquier edificio espacioso.
La meta original
En consecuencia, resulta virtualmente imposible aquilatar el peligro real que emana hoy de Bagdad con los datos disponibles. Puede que los servicios de inteligencia posean otros, pero no la opinión pública. En consecuencia, por ahora lo único que podría poner al descubierto la realidad sería una nueva inspección llevada a cabo in situ por expertos internacionales. Forzarla era justamente el objetivo principal cuando comenzó a hablarse en Washington de un posible nuevo ataque contra Irak. Y esa sigue siendo aún la intención de los europeos, aunque el gobierno de George Bush no crea ya en la eficiencia de las inspecciones y haya trazado entretanto la meta de derribar a Saddam Hussein. Sólo que, con ese discurso, difícilmente se consiga inducir al régimen de Bagdad a abrir sus puertas a los inspectores, a sabiendas de que ello no haría desistir a Washington de sus planes.