La FIFA no descarta anular la elección de Catar como sede del Mundial 2022
1 de junio de 2014El exdirectivo de la FIFA Mohamed ben Hammam efectuó pagos por unos 5 millones de dólares (3,7 millones de euros) a responsables de fútbol africanos para comprar el Mundial de 2022 para Catar, según revelan documentos difundidos hoy por The Sunday Times. De acuerdo con el periódico, que en las próximas semanas detallará su investigación, existen miles de facturas, faxes y correos electrónicos que demuestran intercambios entre Ben Hammam y directivos africanos que, aunque no tenían voto, podían influir en el resultado.
Ben Hammam, expresidente de la Comisión Asiática de Fútbol entre 2002 y 2011 y posteriormente apartado del fútbol entre acusaciones de corrupción, orquestó "una campaña encubierta" de sobornos y agasajos para recabar apoyo a la candidatura de su país, explica el periódico. El vicepresidente de la FIFA Jim Boyce dijo hoy al respecto en una entrevista de radio que apoyaría celebrar una nueva votación para elegir al país anfitrión del Mundial de 2022 si se demuestra que hubo corrupción en la candidatura de Catar.
Investigación en curso
Actualmente, una comisión de la FIFA investiga bajo la dirección del ex fiscal estadounidense Michael Garcia las acusaciones de corrupción contra Qatar 2022. Las revelaciones sobre este complejo entramado se conocen justo el día antes de que Garcia se reúna en Omán con el comité organizador de Doha a fin de abordar sospechas de corrupción en las designaciones para el Mundial 2022 y 2018.
No obstante, no está previsto que García se reúna con Ben Hammam, pues éste nunca formó parte formalmente del comité organizador y sus componentes sostienen que actúa por su cuenta. Dicho comité, de hecho, se distanció públicamente de él cuando fue apartado en 2011 tras ser acusado de pagar sobornos para ser elegido presidente de la FIFA, una sanción que luego recurrió.
Hoy se ha conocido también un informe de la FIFA, adelantado por The New York Times, según el cual al menos cinco partidos internacionales previos al Mundial de Sudáfrica 2010 fueron amañados por la mafia de apuestas de Singapur. El principal sospechoso es el árbitro nigeriano Ibrahim Chaibou, que niega las acusaciones, del que se piensa que cobró entre 60.000 y 70.000 dólares por su poco imparcial arbitraje del partido entre Sudáfrica y Guatemala, que ganó aquel por 5-0 y en el que el árbitro indicó dos penaltis más que dudosos.
LGC (dpa / EFE)