La Gran Coalición un año después
13 de noviembre de 2006
Fue un proyecto de gobierno común que nació hace casi un año cuando los resultados de las elecciones generales no se decantaron por un vencedor con una mayoría estable. Los dos grandes grupos parlamentarios, el Partido Socialdemócrata alemán (SPD) y la democracia cristiana (CDU/CSU) unieron sus fuerzas bajo el mando de Angela Merkel para tratar de sacar adelante un país en plena época de reformas exigidas por la crisis económica. Un año después políticos y agentes económicos muestran opiniones diversas sobre el balance del gobierno rojinegro.
Mejor que antes
Mientras la lentitud en procesos de decisión y algunas medidas provocan el descontento de los agentes sociales, los miembros de la coalición valoran positivamente su actuación a pesar de la difícil convivencia. Según declaró Angela Merkel a la prensa alemana, su gobierno ha pasado por todos los estados emocionales: "desde la luna de miel hasta la frustración". Pero ahora ya es tiempo de consenso y Merkel cree que la coalición es ahora más compacta.
Desde los socios de gobierno llegan también alabanzas al gobierno de Merkel. Peter Struck (SPD) pidió en la prensa más confianza en la canciller a los miembros de su partido. Y el ministro de Finanzas, Peer Steinbrück, comentó en el Tagesspiegel de Berlín que la coalición funcionó mejor de lo que normalmente se cree. Steinbrück practicó sin embargo la autocrítica comentando que no todo había sido perfecto, sobre todo en cuanto los procesos para aprobar medidas.
Pero en las propias filas de Merkel, el secretario del CDU, Ronald Pofalla, cree sin embargo necesario un punto de inflexión en el gobierno de la coalición. Pofalla confió en unas líneas políticas más concretas de su partido independientes del SPD, líneas que deberían ser definidas en los próximos meses
Escepticismo de la economía
En cuanto a los agentes económicos, tanto industria como sindicatos mantienen sus dudas sobre el gabinete de Merkel. Ludwig Georg Braun, presidente de la Cámara de Comercio e Industria alemana alabó la política del gobierno en algunos aspectos como la reforma del federalismo o los planes de retrasar la edad de jubilación hasta los 67. Sin embargo, calificó otras reformas como un camino erróneo. También los bancos se muestran críticos con el gobierno. "Esperábamos más. El balance es decepcionante", comentó el presidente de la Asociación de la Banca alemana Klaus-Peter Müller.
Contrario a la industria, Michael Sommer, presidente de la Asociación de Sindicatos Alemanes, se mostró especialmente defraudado con la política social. Además de los recortes, la subida de los impuestos al consumo agrava la situación del ciudadano, mientras las grandes empresas tienen beneficios record y reciben privilegios fiscales.
Pero pese a la críticas de ambas partes, los números hablan antes de encarar el segundo año de "Gran Coalición". La economía crece, el paro baja, y las arcas del fisco se están saneando. Y aun cuando el electorado niega en parte su apoyo por las impopulares medidas, estos tres factores suponen para Merkel un poco más de aire para continuar con su gobierno.