La herida del Bayern no es mortal
16 de abril de 2015Karl-Heinz Rummenigge fue el primero en encontrar explicaciones a una derrota con la que pocos aficionados al fútbol contaban. “Cierto, cometimos grandes errores y no jugamos bien, hay que reconocerlo. Pero de otro lado, tenemos apenas 14 jugadores sanos y ellos juegan desde hace varias semanas un partido cada tres días. Es lógico que llegue el momento en el que las piernas se ponen pesadas y la concentración falla”, dijo el directivo del club alemán durante la cena tras el compromiso en el que Oporto venció 3-1 al Bayern.
De esta forma Rummenigge protegió a los suyos, e intentó bajarle la presión a las críticas que le han llovido con razón al Bayern, que en el juego de cuartos de final de la Champions League en Portugal tocó fondo y confirmó que su rendimiento del 2015 está muy distante de ser el mejor que puede ofrecer el equipo.
Las bajas como excusa
La ausencia de varias de las máximas estrellas del club bávaro viene siendo el principal argumento para justificar el mal momento deportivo. La tesis que se maneja es que sin Franck Ribéry, Arjen Robben, David Alaba, Bastian Schweinsteiger y Javi Martínez, entre otros, el Bayern que va a la cancha no es el mejor Bayern posible.
Lo que se omite mencionar es que con excepción de Alaba (y de Martínez que no ha jugado esta temporada) las otras bajas son jugadores que por su edad están en pleno proceso de transición, cumpliendo su ciclo y preparando la entrega de la estafeta a otros más jóvenes. Esa situación, en un club de las dimensiones del campeón alemán, debería tenerse con suficiente anticipación calculada y bajo control.
Además, en la derrota ante Oporto difícilmente se puede afirmar que el Bayern no plantó en la cancha un excelente equipo desde la perspectiva de los nombres: seis campeones del mundo, cinco alemanes (Manuel Neuer, Jerome Boateng, Phillipp Lahm, Thomas Müller y Mario Götze), y un español (Xabi Alonso), un semifinalista de Brasil 2014 (Dante), el goleador de la pasada temporada de la Bundesliga (Robert Lewandowski), y un talento excepcional recién recuperado, lleno de aire fresco y entusiasmo (Thiago).
Un fatal 2015
Los problemas de fondo no son de personal, pues la plantilla del Bayern tiene suficiente calidad en el equipo titular, y en el banco de suplentes. Las dificultades tienen un origen distinto y han sido evidentes no solo ante Oporto, sino a lo largo de todo el 2015, año en el cual el actual campeón alemán, y (todavía) favorito a conquistar la Champions League, no ha obtenido ningún triunfo convincente y libre de angustias en los partidos claves.
En Alemania, por ejemplo, son muy reveladores los resultados del Bayern, que incluso ha perdido –y no de forma estrecha- contra sus principales rivales: el segundo de la clasificación de la Bundesliga (Wolfsburgo) le propinó una goleada 4-1; el tercero (Gladbach) lo derrotó 2-0; al cuarto (Leverkusen) lo enfrentó en la Copa Alemana y solo consiguió doblegarlo en la definición por penaltis, y el quinto (Schalke) le arrancó un empate a un gol.
Internacionalmente el balance tampoco luce mucho mejor, pues en la Champions League los cuartos de final los arranca perdiendo 1-3 contra Oporto, y en los octavos de final empezó con un magro empate a cero goles enfrentando al Shakhtar Donetsk de Ucrania al que luego arrolló en Múnich 7-0 en un partido que se antojo libre de dificultades tras el penalti y la expulsión que en el minuto tres dejó al rival con apenas diez jugadores y un tempranero resultado adverso.
Lo difícil no es imposible
El Bayern, sin embargo, puede estar tranquilo, pues su situación, si bien no es la mejor, tampoco es tan desesperada como parece a primera vista. El gol anotado por Thiago ante Oporto no sirvió para gran cosa en Portugal, pero con miras al juego en Alemania tendrá un gran valor. Una victoria con dos goles significará el paso a la semifinal, y como evaluó Thomas Müller con crudeza: “anotar dos goles y ganar es algo que ya hemos demostrado en el pasado que estamos en capacidad de hacer. La clave es cuidarnos de recibir goles en contra”.
El verdadero reto del Bayern será poder cerrar sin sacrificios el proceso que ha emprendido en el primer semestre del 2015: aprender a dejar jugar al contrario. En la Bundesliga contra el Dortmund, y en la Copa Alemana contra el Leverkusen, los dirigidos por Pep Guardiola introdujeron una variante táctica que aún no madura, pero está en plena evolución.
El campeón alemán está blindándose para corregir las vulnerabilidades que le costaron las derrotas ante Wolfsburgo y Gladbach, y que dolorosamente lo dejaron por fuera de la pasada Champions League al ser apabullado por el Real Madrid. Contra Oporto se sufrió un traspiés semejante, pero en Múnich hay oportunidad de corregir el rumbo y ya los medios para hacerlo están a disposición. Por eso la herida sufrida en Portugal no puede todavía considerarse mortal.