Sentido de la misión en Afganistán
6 de abril de 2010El diario Rhein Zeitung de la ciudad alemana de Coblenza critica la misión alemana en Afganistán: “Son los los estadounidenses quienes han reconocido lo mal que van las cosas en Afganistán y han cambiado, valientemente, de curso: más tropas y esforzarse por mayor seguridad y reconstrucción sustentables. Entretanto, sin embargo, los europeos están tan cansados de la guerra que no les ofrecen el apoyo necesario. Además un socio dentro del propio afganistán se echa de menos. El presidente Hamid Karsai es sumamente corrupto y está interesado únicamente en su propia supervivencia política. ¿Qué hacer? Occidente pinta de colores el trabajo de formación de las aún desoladas fuerzas de seguridad afganas para poder salir más pronto del país. A Europa le interesa, sobre todo, maquillar en lo posible el fracaso. Esto puede que sirva para no perder la cara; honesto, no es. No obstante, la honestidad nunca fue la base de nuestra estrategia en Afganistán”.
¿Preparando la era post ISAF?
El periódico Stuttgarter Zeitung de Stuttgart enfoca la misión de las ISAF: “En este momento se vuelve realidad un refrán afgano: ustedes tienen los relojes, nosotros tenemos tiempo. Tanto la agresividad que manifiesta últimamente el presidente Karsai en su trato con Estados Unidos como la absurda acusación de que “los extranjeros” son responsables de las falsificaciones ocurridas en los comicios de los que salió reelegido, nutren la sospecha que anda ya en busca de apoyo para después de que las tropas ISAF hayan abandonado el país y que intenta bajar el listón de las exigencias occidentales. Con todo, no hay alternativa a culminar ordenadamente la misión en Afganistán. Cualquier otra cosa minaría la seguridad colectiva”.
Afganistán, una guerra sucia
El Westdeutsche Zeitung de la ciudad de Düsseldorf opina: “Que el ministro de Defensa zu Gutternberg utilizara para esta misión coloquialmente el término `guerra´ pretendía aclarar aquí en Alemania lo que viven los soldados y las fuerzas internacionales todos los días en Kundus. Con todo, la selección del término es importante sólo para los políticos. Para casi todos los demás es evidente que se trata de la guerra, de una guerra muy sucia con atentados, emboscadas y un enemigo que a menudo no se diferencia del amigo. A los soldados de todo el mundo se enfrentan criminales que convierten a seres humanos en armas controladas a distancia ante quienes aún las tropas mejor armadas quedan impotentes. A estos fanáticos habría que primero que pararlos para que en Afganistán puedan surgir estructuras que posibiliten la paz y el bienestar”.
El Tagesspiegel de Berlín analiza la terminología utilizada por el Gobierno alemán en el tema de la misión en Afganistán: “El ministro de Defensa zu Guttenberg se acerca verbalmente a la verdad, paulatinamente, aunque a paso de tortuga. Para su antecesor en Afganistán se trató siempre de una misión de estabilización y Guttenberg fue el primero en hablar de `condiciones similares a una guerra´; ahora habla de situaciones que `en lenguaje coloquial se denominan guerra´. En la medida en que entre en las mentes el reconocimiento de que en Afganistán se lucha, se dispara y se mata, el círculo político de Berlín se verá obligado a tomar postura. Eso estará bien”.
Editor: Enrique López