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La larga sombra del 11 de septiembre

ERS10 de septiembre de 2007

Mientras en Alemania una emisora revela más detalles sobre la conspiración para llevar a cabo los atentados del 11/9, en el plano político EE.UU. y Europa siguen batiéndose con las secuelas.

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Ground Zero: el memorial del horror.Imagen: picture-alliance/dpa

Seis años después de los atentados contra el World Trade Center, siguen saliendo a la luz aspectos del golpe terrorista que estremeció al mundo. En Alemania, una emisora local de Renania del Norte Westfalia (WDR 2) afirmó en vísperas de este nuevo aniversario que Hamburgo no fue el único foco germano de la conspiración de los pilotos suicidas del grupo de Mohamed Atta.

La pista del Ruhr

Remitiéndose a fuentes de los servicios secretos, la radio en cuestión señaló que también hubo extremistas de la región del Ruhr implicados en los atentados. Según WDR 2, el 9 de septiembre de 2001, un joven estudiante de Corán había escuchado en una mezquita de esa zona industrial de Alemania hablar a un grupo de hombres sobre detalles de lo que dos días más tarde pasaría a la historia como el peor golpe asestado a Estados Unidos.

Al día siguiente, el estudiante relató a una parvularia lo que había oído: que aviones se estrellarían contra grandes edificios y mucha gente moriría. La parvularia no le dio al comienzo crédito, hasta que ocurrió la tragedia, tras lo cual informó a la policía. Sin embargo, ella no fue interrogada sino hasta un año después, de acuerdo al informe radial.

El Ministerio del Interior de Renania del Norte Westfalia reaccionó al reporte de la emisora indicando que dichas informaciones no eran nada nuevo y que habían sido examinadas exhaustivamente ya en los años 2001 y 2002 por los organismos de seguridad, que las catalogaron de “irrelevantes”.

“No creemos que en el año 2007 tengamos que reescribir la historia del 11 de septiembre”, señaló el portavoz del Ministerio del Interior renano, Ludger Harmeier, a la agencia de noticias DPA.

Consecuencias persistentes

En el plano político internacional, en tanto, las dolorosas consecuencias de esa trágica jornada del 11 de septiembre están a la vista. Estados Unidos, embarcado en una guerra sin cuartel contra el terrorismo islámico, se encuentra sumido en una compleja situación en Afganistán y en una peligrosa encrucijada en Irak, donde en un comienzo no existían vínculos probados con la red de Al Qaeda, pero hoy sí se gestan graves amenazas terroristas.

General David Petraeus kurz vor seiner Anhörung vor dem US-Kongress
Petraeus espera el momento de declarar ante el congreso.Imagen: AP

Aunque el comandante de las tropas estadounidenses en Irak, general David Petraeus, haya definido de exitosa la estrategia seguida por Washington, las noticias de atentados que incesantemente llegan de Irak hacen difícil comprenderlo. El Congreso estadounidense no será fácil de convencer a estas alturas de que el camino seguido es el correcto. La indicación de Petraeus de que hasta el verano entrante se podría volver a reducir el contingente militar en Irak al nivel que tenía el año pasado, antes de que el presidente Bush resolviera reforzarlo, tampoco acabará con la creciente presión a favor de una retirada del país mesopotámico.

En Europa, en tanto, se observa con atención el dilema. Está claro que la política exterior seguida por el presidente Bush no cuenta con aceptación en la opinión pública del Viejo Continente. De hecho, un 77% de los europeos la rechaza, según una reciente encuesta efectuada por el instituto German Marshall Fund. El sondeo, realizado en 12 países europeos, confirma también que Estados Unidos dilapidó las simpatías de que gozaba después de ser víctima de los atentados del 11 de septiembre: En Alemania, el 68% de la gente pensaba en 2002 que Washington debía tener una posición de liderazgo en la política internacional. Ahora, en cambio, sólo un 38% es de ese parecer.