La lucha de Varsovia contra el dominio nazi
1 de agosto de 2019Raramente los políticos alemanes visitan la capital polaca en el aniversario del Levantamiento de Varsovia. Hace veinticinco años, llegó el entonces presidente federal, Roman Herzog, y pidió perdón frente al monumento a las víctimas de la rebelión. Diez años después, en 2004, el canciller Gerhard Schröder, del SPD, llegó a Varsovia. "Nos inclinamos de vergüenza ante los crímenes nazis", dijo en ese momento y habló de "vergüenza alemana".
Capítulo oscuro de la historia germano-polaca
Ningún otro evento ha marcado tanto a la capital polaca como el levantamiento del 1 de agosto de 1944. Esto se debe especialmente al elevado número de víctimas provocado por la reacción de los alemanes, que actuaron con particular brutalidad. Hasta 200.000 personas, en su mayoría civiles, fueron asesinadas en ejecuciones masivas, casi un tercio de ellas al inicio del levantamiento. Cientos de miles fueron deportados, destinados a trabajos forzados, principalmente en campos de concentración. Hasta el día de hoy, el Levantamiento de Varsovia arroja una sombra sobre las relaciones germano-polacas.
Lo más positivo es la participación este año del ministro de Asuntos Exteriores alemán en las ceremonias de conmemoración. Si bien las demandas de reparaciones de guerra solicitadas a Alemania por la Segunda Guerra Mundial son cada vez más fuertes por parte del partido gobernante polaco PiS, el ministro de Exteriores de ese país invitó a su homólogo, Heiko Maas, a asistir a la conmemoración del 75 aniversario.
Hasta el día de hoy, la destrucción de Varsovia juega un papel central en las demandas de reparación de los conservadores nacionales. El exalcalde y luego presidente polaco, Lech Kaczynski, calculó las pérdidas de la ciudad en 2004 en 45 mil millones de dólares.
El ministro Maas ya rindió homenaje a la resistencia y el coraje con el que Polonia se opuso a la ocupación alemana en 1944. Esto atestigua un deseo abrumador de libertad y autodeterminación, destacó. "Polonia, y Varsovia en particular, ha realizado la reconstrucción de la posguerra por su propia cuenta, por lo que tengo un gran respeto", dijo el ministro.
Terror contra la resistencia polaca
La destrucción de la ciudad fue precedida por cinco años de brutal opresión por parte de los ocupantes alemanes. Las deportaciones, las ejecuciones grupales y las persecuciones estaban a la orden del día. Después que la rebelión de la población judía en el gueto de Varsovia fuera brutalmente reprimida en la primavera de 1943 (ambas rebeliones a menudo se confunden), el terror en la ciudad aumentó.
Cuando estalló el Levantamiento de Varsovia el 1 de agosto de 1944, casi un millón de personas vivían en la ciudad. 40.000 de ellos eran soldados voluntarios del ejército clandestino liderado por el Gobierno polaco en el exilio en Londres. Inicialmente fueron 16.000 soldados de la Wehrmacht y las SS los encargados de controlar la situación, los que fueron reforzados rápidamente.
En ese momento, la Wehrmacht, el ejército alemán, estaba en retirada desde el este porque el Ejército Rojo soviético se acercaba. "Los alemanes planearon hacer de Varsovia una fortaleza; lo que estaba claro es que la ciudad habría sido completamente destruida", dijo Leszek Zukowski, presidente de la mayor organización de veteranos polacos en la inauguración de una exposición sobre el Levantamiento de Varsovia en Berlín. "Queríamos evitar eso y liberar a la ciudad”, dijo Zukowski, quien luchó con el ejército clandestino a la edad de quince años.
Pero los alemanes enfrentaron el levantamiento. Fue "una bendición que los polacos lo hicieran", informó el jefe de las SS, Heinrich Himmler, quien fue en gran parte responsable de las atrocidades en Polonia. "Mein Führer", dijo a fines del verano de 1944 al dictador Adolf Hitler, "en cinco o seis semanas controlaremos la situación y eliminaremos a las capas más preparadas de Polonia". Ya en los primeros días del levantamiento, los nazis ejecutaron a unos 50.000 civiles.
Lucha solitaria de los insurgentes
Los rebeldes esperaban ayuda externa. Pero el suministro de armas, municiones y alimentos que arrojaron los aliados occidentales en paracaídas, en su mayoría no llegó al objetivo. Y el Ejército Rojo se detuvo en la otra orilla del Vístula sin intervenir. Stalin no tenía interés en ayudar al Ejército del Interior polaco dirigido por el Gobierno anticomunista en el exilio. Después de 63 días, los insurgentes tuvieron que rendirse.
Posteriormente, Varsovia fue destruida en gran medida por órdenes directas de Adolf Hitler. El 90 por ciento de todos los edificios históricos, incluido el Castillo Real, fueron destrozados; así como todos los puentes y edificios industriales. En el otoño de 1944, solo unos pocos miles de personas sobrevivieron entre los escombros del centro de la ciudad.
Conmemorar juntos en silencio
Lo que sucedió en Varsovia en 1944 fue mantenido en secreto durante décadas por el régimen comunista. No fue sino hasta 1989 que comenzó una discusión pública sobre lo ocurrido. Si bien el heroísmo del levantamiento está fuera de duda, muchos cuestionan el alto costo en vidas humanas que éste tuvo.
Hoy cientos de placas conmemorativas recuerdan los combates en la ciudad. En el muro de la Catedral de San Juan, en el casco antiguo, donde había un puesto de defensa insurgente hay una pancarta conmemorativa. Los nazis hicieron explotar en la iglesia unos tanques teledirigidos y cargados de explosivos.
Otro lugar especial de recuerdo es el Museo del Levantamiento de Varsovia, inaugurado en 2004. Allí, este 1 de agosto, el ministro de Asuntos Exteriores alemán dará su discurso, antes de regresar a Alemania. A las 5 de la tarde, las sirenas se escucharán en Varsovia. La gente se queda inmóvil, los autos se detienen: la capital polaca queda congelada cada año en un minuto silencio.
Autor: Rosalia Romaniec (mn/few)
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