La nueva normalidad
22 de diciembre de 2016El partido populista de extrema derecha Alternativa por Alemania (Afd, por sus siglas en alemán) organiza una concentración frente de a la Cancillería. Sobre el frío suelo se pintan las últimas pancartas. El aerosol escribe lemas como "Merkel debe irse" o "Hay que defender Berlín". ¿De qué hay que proteger la ciudad exactamente? "Eso lo sabe usted ya", contestan los seguidores del AfD.
Aunque todavía no está claro quién exactamente está detrás del ataque contra el mercado de Navidad, los seguidores de AfD culpan a Merkel personalmente. Para ellos está claro: fue un refugiado, luego, ella y su política de acogida son los responsables. "Sus manos están manchadas con la sangres de las víctimas" se repite.
"Merkel quiere abolir Alemania"
Manfred Betz viajó desde Thüringen expresamente para la concentración. Trae la bandera de la resistencia de la Segunda Guerra Mundial, pero utiliza la misma retórica nazi. Con él lleva la bandera de la resistencia de la Segunda Guerra Mundial, pero utiliza, al mismo tiempo, la retórica nazi. Proclama que todos los extranjeros deberían ser expulsados inmediatamente de Alemania y las fronteras cerradas. "La señora Merkel quiere abolir Alemania", dice.
El odio hacia la canciller no se expresa estos días sólo a través de internet, sino frente a la misma Cancillería. Para los seguidores de AfD Merkel se ha convertido en el símbolo de todo lo que va mal en Alemania. La concentración frente a la sede del Gobierno trata de canalizar políticamente el impulso del atantado del pasado lunes. Berlín se une a la cadena mundial de ataques: París, Bruselas, Estambul, Ankara, Niza, Orlando... El inquietante resultado de un año sombrío que marcará el inicio de otro en el que hay elecciones.
Mientras la coalición de Gobierno se empeña en mostrar cohesión, la concentración de AfD recuerda las profundas grietas ideológicas que dividen a Alemania en algunos lugares. Con la bandera de la resistencia quieren expresar los manifestantes su postura contra lo establecido. "Se han tomado decisiones equivocadas; tienen que revertirlas", dice el único ponente de la noche, un pastor protestante que se salió de la iglesia en protesta contra la política de refugiados de Merkel. Recibe grandes aplausos.
En otras partes, Berlín se muestra prudente
Mientras tanto, los mercados de Navidad vuelven a abrir. Al mediodía, el de Gendarmenmarkt está lleno, aunque no tanto como de costumbre. "Cuando abrimos a las 11, normalmente, ya suele haber colas de gente… hoy no era así", cuenta Steffi, que vende strudel vienés. "Tengo una sensación rara al estar aquí de nuevo, pero al menos está la Policía", dice.
A pocos metros de distancia se encuentran cuatro policías armados. Uno sostiene una metralleta mientras los otros portan pistolas. Diez agentes de policía patrullan en Gendarmenmarkt. "Es para aumentar la sensación de seguridad entre la población", dice uno de ellos. Para muchos visitantes el incremento policial es inquietante. "Produce una sensación agobiante", dice, por su parte, María Hofmann. Muchos visitantes de los mercados de Navidad berlineses contaban con que se produciría algún ataque: "era sólo una cuestión de tiempo".
La nueva normalidad tras el ataque
El terror parece haberse convertido en la nueva normalidad. ¿Y si estamos en el mercado de Navidad equivocado en el momento equivocado? Todos son conscientes de la posibilidad de un ataque, aunque nadie quiere pensar demasiado en eso. Al final se toman un vino caliente, una salchicha a la parrilla y se disfruta por fin de la Navidad. En realidad, nadie quiere hablar aquí de política.