La odisea del gran altar de Pérgamo
17 de noviembre de 2008
A finales del siglo XIX, arqueólogos alemanes descubrieron en la ciudad de Pérgamo, en Asia Menor, las ruinas de un gran altar dedicado a Atenea. En 1879, y tras pagar 20.000 marcos al Imperio Otomano en calidad de compensación, se inició el trabajoso traslado, pieza por pieza, del descubrimiento a Berlín. Hasta 1930 el Museo de Pérgamo no pudo ser inaugurado. Hoy es una de las visitas obligadas para los turistas que se acercan a la capital germana, pero contemplar esta impresionante obra no siempre fue posible.
En honor a Atenea
Situado sobre una de las terrazas del alcázar de Pérgamo, en la actual Turquía, se calcula que este altar fue edificado entre el 180 y el 159 a. C. en honor a Atenea, la diosa protectora de la ciudad. En sus paredes, más de 100 esculturas representan la lucha de los dioses contra los gigantes, y cuentan la historia del triunfo del mundo helénico frente a los bárbaros.
El ingeniero alemán Carl Humann y arqueólogo Alexander Conze serán los responsables de que el altar acabe en el interior de un edificio berlinés. Para acogerlo se construirá en la capital alemana, entre 1912 y 1930, un museo completo que recibirá el nombre de Museo de Pérgamo.
Sin embargo, finalizada la II Guerra Mundial los rusos trasladarán a San Petersburgo el altar dedicado a Atenea. En territorio soviético, esta joya arqueológica permanecerá para indignación de los berlineses hasta 1958. Por fin en noviembre de ese año los habitantes de Berlín podrán volver a disfrutar de su Museo de Pérgamo tal y como era antes de la contienda.
Maravillas arqueológicas
Con más de 1,1 millones de visitantes al año, el Museo de Pérgamo es uno de los más concurridos de Alemania. Su colección de obras clásicas es una de las mayores del mundo. Además del altar de Pérgamo, sus salas esconden otras maravillas como la Puerta de Istar, una de las ocho entradas de la muralla interior de Babilonia, reconstruida también en parte, que data de la época de Nabucodonosor II (604 hasta 562 a. C.), o la puerta del mercado romano de Mileto.