La OMC, en busca de su futuro
28 de enero de 2013Roberto Carvalho de Azevedo de Brasil, Anabel González de Costa Rica y Herminio Blanco de México: entre estos nombres podría estar quien sucederá a Pascal Lamy en su puesto como director de la Organización Mundial del Comercio (OMC). También compiten Mari Elka Pangestu, Taeho Bark, Amina Mohamed, Alan John Kwadwo Kyerematen, Tim Groser y Ahmad Thougan Hindawi.
Los nueve candidatos tendrán que someterse a muchas preguntas, presentar su visión del futuro de la organización y poner a prueba su capacidad de resistencia. La ronda de selección que empieza entre el 29 y el 31 de enero puede prolongarse hasta tres meses. No obstante, para quien salga elegido, lo más duro está por comenzar. Se trata de salvar a la OMC.
Un zombie
En el 2001, los países pertenecientes a la OMC miraban optimistas hacia el futuro. En Doha se pusieron las bases de una nueva ronda de negociación. El ambicioso objetivo: un acceso libre al mercado internacional, sin aduanas ni barreras comerciales que permitieran fortalecer el comercio internacional e incrementar el bienestar. Sobre todo a los países en desarrollo les iba a venir bien los nuevos planes de la OMC. Doha se iba a convertir en el símbolo de un nuevo orden, más justo y libre. Pero se convirtió en sinónimo de decepción y parálisis. En el 2005 se pretendía que el paquete de reformas estuviese listo, pero ocho años más tarde sigue sin pasar mucho.
“Todo el mundo sabe que la Ronda de Doha ha muerto, pero nadie quiere decirlo”, opina Simon Evenett, analista de la Universidad de St. Gallen. Son los países en desarrollo, especialmente los agrícolas, los que tienen interés en que Doha siga viva: “El problema es que no saben cómo aumentar su influencia, cómo conseguir el apoyo de Estados Unidos o de los otros grandes”, dice el experto suizo. En su opinión, Doha es como un zombie, no está muerto, pero tampoco vivo.
¡Adiós, Doha!
El punto más conflictivo es la agricultura; esto llevó a la ruptura entre los países industrializados y los en desarrollo. ¿Los países ricos deben cortar sus subvenciones a la agricultura? ¿Los países en desarrollo pueden imponer tasas a las importaciones para proteger sus productos?
El problema base es la complejidad de Doha. El paquete abarca más de 20 temas: se trata de liberalizar productos agrícolas e industriales, también servicios. Prevé propuestas de reformas para el sistema de voto y medidas reguladoras para los cárteles y las inversiones extranjeras. “Además, los países miembros de la OMC, 155 en ese momento, se decidieron por el principio del `single undertaking´. Esto significa que todos los puntos de la Ronda tienen que ser aprobados en conjunto. Esto hace todo más complicado”, afirma Ricardo Meléndez Ortiz, del International Centre for Trade and Sustainable Development. Y la OMC no ha logrado subsanar esta falla de nacimiento.
Comercio mundial, sin OMC
La parálisis de la Ronda de Doha ha hecho surgir un modelo que le hace competencia. Cada vez son más los países que cierran acuerdos al margen de ella. Una red de acuerdos de libre comercio se teje sobre el globo; un panorama claro al respecto se hace casi imposible. El punto está en que los firmantes deciden las reglas, aunque se basen en los acuerdos de la OMC. Esto puede afectar el equilibrio: “Las negociaciones entre un país económicamente poderoso y uno más pequeño pueden generar una relación injusta, pues el mayor está en capacidad de hacer más presión. Precisamente por eso necesitamos a la OMC y un enfoque multilateral”, afirma Meléndez Ortiz. Sólo en el contexto de la OMC, los países más pequeños y débiles están protegidos, opina por su parte Evenett.
La salida podría estar en los pequeños pasos. “Entretanto ya no se habla de un solo paquete, sino de campos temáticos que se consideran necesarios para el comercio mundial. Se considera, por ejemplo sacar de la negociación el procedimiento aduanero”, explica Christian Tietje, catedrático de la Universidad Martin Luther de Halle. También el principio del `single undertaking´ está a revisión.
¡Saludos, Bali!
Más que nunca hay una alta posibilidad de que sea una mujer la que ocupe ese puesto. No en vano, tres mujeres con mucha experiencia compiten por el cargo. También el origen de los candidatos deja entrever que la OMC quiere cambiar su imagen: ocho de ellos provienen de países que, según la OMC, están en desarrollo. Hasta ahora –exceptuando el indonesio Supachai Panitchpakdi- todos provenían de países industrializados.
Con todo, sea quien fuere el sucesor de Pascal Lamy no es el director general quien toma las decisiones sino los países miembros en la conferencia de ministros. La próxima tendrá lugar en Bali. De este encuentro en la isla indonesa a finales de 2013 se espera –ya con nuevo director- la solución para el nudo de Doha.
Autora: Rayna Breuer/Mirra Banchón
Editora: Claudia Herrera Pahl