La oposición venezolana en aprietos
19 de agosto de 2004El presidente venezolano, Hugo Chávez, no puede explicarse "cómo es posible que los líderes opositores no acepten los resultados del referéndum y una vez más comiencen a poner inseguro al país". Así lo indicó en una entrevista concedida al periódico vienés Der Standard, agregando que "es irresponsable hablar de fraude electoral". Ciertamente, la oposición no ha logrado hasta el momento entregar pruebas que respalden sus acusaciones. Tampoco sus denuncias de que las computadoras utilizadas para la votación pueden haber sido manipuladas para no admitir más que determinado número de votos por el "sí" parecen tener demasiado asidero. Por lo menos la empresa responsable niega que se pudiera manipular los datos.
Signos de impotencia
Sea como fuere, los dirigentes opositores tienen dificultades para mantener sus acusaciones en pie, contraviniendo la opinión de los observadores internacionales. Incluso Estados Unidos, uno de los blancos predilectos de la retórica chavista contra el capitalismo neoliberal, ha reconocido entretanto el desenlace favorable al controvertido presidente venezolano.
El hecho de que la oposición se haya negado a participar en una auditoría, emprendida ayer para corroborar la corrección del recuento de los votos, no mejora en absoluto su posición. Más bien da la impresión de impotencia. De hecho, el frente de quienes denuncian un "gigantesco fraude electoral" comienza a desmoronarse, según hace notar el periódico Frankfurter Allgemeine Zeitung, señalando que la organización empresarial Fedecámaras ha admitido el triunfo de Chávez, si bien demanda el esclarecimiento de todas las denuncias.
Las debilidades de la oposición
El corresponsal del citado periódico alemán considera factible que el movimiento opositor acabe derrumbándose. Y puntualiza que basta para alimentar temores en ese sentido el hecho de que "los líderes de ambos partidos que tradicionalmente se alternaban en el poder, el cristiano-demócrata Copei y el socialdemócrata AD, -los dos principales bloques opositores- hasta ahora se han mostrado completamente incapaces de efectuar reformas".
Lo grave de esto es que, a su juicio, "nada sería más urgente para Venezuela que una oposición constructiva con estructuras sólidas, que pueda frenar los afanes de poder omnipotente de Chávez". Por su parte el presidente, respaldado por el resultado del referéndum, se ve en una posición lo bastante cómoda como para mostrarse conciliador y respetuoso de ese 40% de los votantes que a fin de cuentas se pronunciaron en su contra. En la entrevista con Der Standard, aseguró que no se jacta de su triunfo y que le legraría mucho debatir con sus detractores "para iniciar juntos una nueva etapa del proceso de transformación que emprendimos hace casi seis años". Sin embargo, por ahora nada apunta hacia el diálogo en Venezuela.