La “otra” protesta en Kiev
13 de diciembre de 2013“Nadie quiere escucharnos”, dice Natalia, una mujer de casi 50 años, “los medios occidentales nos ignoran”. Según ella, lo mismo hizo Catherine Ashton, la enviada especial de al Unión Europea. “Tendría que usar anteojos y comprarse un audífono para ver y escuchar a la gente”, añade. Hace unos días, Ashton visitó sólo la “Maidan Nesaleshnosti” (Plaza de la Independencia), en el centro de Kiev, donde desde hace semanas protestan los opositores a Yanukovich. Pero se estima que, además, unas 3.000 a 5.000 personas están reunidas en el Parque Mariyinski, junto al Parlamento, para expresar su apoyo al presidente de Ucrania. La mayoría de los manifestantes llegaron de las regiones del sur y del este de Ucrania, ambos bastiones de Yanukovich. Según algunos medios, los manifestantes recibieron dinero para reunirse.
Los ciudadanos que salieron a la calle a favor de Víktor Yanukovich se juntan en el barrio gubernamental, que está cercado, y por donde no pasa demasiada gente, por lo cual no son tantos como en la plaza central de Kiev, opina Natalia. Además, las manifestaciones se realizan detrás de un cerco de casi dos metros de altura. Varias unidades especiales de la Policía se ocupan de que los “anti manifestantes” no lleguen hasta allí, para evitar enfrentamientos.
Un “sí, pero…”
“Sí a Europa; no a las protestas”: ese es el mensaje de estos manifestantes, fieles al dictado del Gobierno ucraniano. Las protestas en la Plaza de la Independencia son, desde su punto de vista, un golpe al Gobierno de Yanukovich que es impulsado y pagado por Occidente. “Hemos llegado hasta aquí para evitar un golpe de Estado”, dice Ludmila, una mujer mayor de Kiev, y subraya que ella, como los demás allí presentes, “están de acuerdo con ser parte de Europa, pero no bajo estas condiciones”.
Su argumento es similar al que dio Yanukovich al congelar las negociaciones por un acuerdo de asociación con la Unión Europea. “Todavía no estamos preparados para un acercamiento a la UE; nuestra economía es demasiado débil”, dijo un joven de Poltava, en el corazón de Ucrania. El hecho de que Yanukovich haya rechazado un acuerdo que se está elaborando desde hace dos años y estaba listo para ser firmado parece no molestar a los manifestantes en el Parque Mariyinski. Algunos de ellos, tal vez por falta de información, tienen una idea de la UE bastante alejada de la realidad: “Para criar gallinas en Europa hay que mantenerlas a un metro de distancia unas de las otras. Eso sería imposible para nosotros”, dice Natalia. “Y para vender leche”, agrega, “hay que comprar un aparato para masajear a las vacas”, asegura, convencida.
No todos son seguidores de Yanukovich
No sólo en la Plaza de la Independencia, sino también en el Parque Mariyinski, hay muchos que no están de acuerdo con el curso de Yanukovich. “Pienso que la política de Yanukovich es mala”, dice un hombre que prefiere permanecer en el anonimato:“Si digo quién soy y de dónde vengo, pierdo mi empleo”, explica. Trabaja para una empresa de maquinarias pesadas en el sur de Ucrania cuyo dueño pertenece al partido de Yanukovich. “Nos trajeron en autobús hasta aquí”, explica, ignorando la pregunta de DW acerca de si le pagaron para participar en las manifestaciones. Luego revela que, en realidad, es seguidor de Yulia Timoshenko: “Ella sí que podía entusiasmar a la gente. Yanukovich no”.
A pesar de que las manifestaciones de los adeptos de Yanukovich imitan a las que se llevan a cabo en la “Maidan”, algo queda claro después de visitar el lugar: cuando la gente aplaude un discurso de Víktor Yanukovich que resuena por los altavoces, no lo hace con verdadera convicción ni entusiasmo.