La pesadilla del Gran Hermano

El motor no arranca. Otro de esos días fatales. El tedio, como caballo de Troya, se colaba en la casa de tu vida. Ni pensar en sexo. Tu ahí, pegado a la Euro 2004, y yo, leyendo las intimidades de Brad Pitt, Britney Spears, o el horóscopo, como si fueran las páginas amarillas de una guía de la década pasada. Nada que decir. Esto de los viajes y los hoteles mata a cualquiera. Todo normado, todo medido, todo a la mano y bajo control. Como en una pesadilla del Gran Hermano, que diariamente nos lanza a la cara la vida ficticia vivida en un contenedor. Contenedores, hoteles, cualquiera puede ser la casa de tu vida. Vacía, sin música, pese a las bondades de Kazaa y a tu febril admiración por 50 Cent. Nada que hacer. En esta tarde de fútbol, el motor no arranca.