La Stasi: la larga lucha por la verdad
30 de septiembre de 2010Los expedientes de la Stasi salvados de la destrucción (que no son pocos) son administrados hoy por la Oficina de Documentación de la ex Policía Secreta de la RDA, con sede en Berlín. Su directora es Marianne Bithler, defensora de los derechos civiles en tiempos de la RDA.
Colocados uno junto a otro, los expedientes de la Stasi alcanzan unos 100 kilómetros de largo. En el archivo se hallan también 1,5 millones de fotografía y miles de grabaciones y películas. La Stasi tenía la obsesión de recolectar todo tipo de material sobre los ciudadanos cuya conducta política quería observar.
Sobre la base de ese gigantesco legado pueden reconstruirse hoy los destinos de las víctimas y también las a menudo aborrecibles actividades de la Stasi, que había desarrollado todo un sistema de delación e intimidación de la población.
Los expedientes de la Stasi fueron hechos accesibles al público en 1992. Desde entonces ha quedado demostrado que ello ha coadyuvado a la reconciliación y no a la división, como muchos temían. Para muchas personas, la apertura de los archivos llevó a más claridad sobre sus biografías, si bien a menudo se enteraron de amargos detalles acerca de quiénes y cómo las observaban.
¿Quién espió, quién delató?
Desde la apertura de los archivos han sido presentadas más de 2,7 millones de solicitudes para revisar expedientes. El interés sigue hasta hoy inquebrantado. En la primera mitad de 2010, casi 48.000 personas solicitaron poder ver los expedientes que las afectan. Las víctimas de la Stasi quieren saber sobre todo quién los espió y delató.
No obstante, los motivos no son de venganza, dice Birthler. La mayoría sólo quiere que una corte constate que han sido objeto de una injusticia y que se aclare quién tiene la responsabilidad.
Muy pocos informantes han ido a la cárcel. Si bien espiar al vecino, al colega en el trabajo e incluso a la propia familia es moralmente deleznable, fue imposible condenar a alguien por ello, dado que no existe esa figura delictiva. A menos que la Stasi, en casos extremos, atentara contra la vida de los observados.
Reparaciones pueden reclamar todas aquellas personas condenadas en la RDA por razones políticas a más de seis meses de cárcel. En ese caso reciben una pensión como víctima de la dictadura. Con ayuda de los expedientes de la Stasi, numerosas personas han logrado acceder en el ínterin a esa pensión.
Las penurias financieras de las víctimas
Marianne Birthler se preocupa sobre todo por las penurias financieras de víctimas de alta edad. Muchas de esas personas pasaron numerosos años en la cárcel y a menudo no lograron reintegrarse luego a la vida laboral. A alta edad viven ahora con lo mínimo, mientras que los que los persiguieron gozan de buenas pensiones. “Ello es difícil de entender”, dice Birthler.
Las víctimas de la Stasi están indignadas sobre todo por el descaro de muchos espías de entonces. Ex informantes y funcionarios de la Stasi tratan hasta hoy de justificar sus hechos. Las víctimas lo sienten como una burla, dice Tom Sello, defensor de derechos civiles.
A pesar de muchas contradicciones y omisiones cometidas durante el análisis de los expedientes de la Stasi, la apertura de los archivos es vista hoy mayormente como correcta e históricamente singular. El ejemplo alemán han seguido en el ínterin casi todos los Estados del este de Europa. No obstante, sin la presión de los defensores de los derechos civiles y del Parlamento de la aún RDA elegido libremente en marzo de 1990, los expedientes hubieran permanecido bajo candado.
Así lo deseaba el Gobierno alemán de entonces, bajo Helmut Kohl, con el que la directora actual de la administración de los archivos, Marianne Birthler, se llegó incluso más tarde a querellar.
¿Justicia por mano propia y actos de venganza?
Existía en 1989/90 un extendido temor a que la apertura de los archivos desatara una ola de justicia por mano propia y actos de venganza, recuerda Birthler. “Quizás se temiera que también se dieran a conocer demasiados detalles sobre políticos de Alemania Occidental”, sospecha Birthler. La idea no puede descartarse, porque el largo brazo de la Stasi llegaba hasta la otra Alemania.
Cuán larga es la sombra del legado de la Stasi experimenta Alemania aún hoy, 20 años después de la reunificación, cuando son descubiertos ex espías. Incluso algunos políticos occidentales se hallaban al servicio del ministerio de Seguridad del Estado de la RDA. No obstante, una revisión vinculante del pasado de todos los Parlamentos no ha tenido lugar hasta ahora. El ex comisionado del Gobierno para el este de Alemania, Rolf Schwanitz, estima que el trato a víctimas y victimarios fue desde un principio desequilibrado. Sus experiencias se remontan hasta el año 1990, cuando revisó el pasado de los diputados a la Asamblea Popular de la aún existente RDA.
El resultado: 56 de 400 tenían un pasado comprometido con la Stasi. No obstante, una comisión de revisión resolvió tomar medidas sólo en 15 casos. En el resto de los casos no se creyó necesario exigir la renuncia a los diputados “porque los expedientes permitieron constatar que existían razones para realizar una evaluación diferenciada”, dice Schwanitz.
Y agrega: “Eché de menos esa diferenciación en los años siguientes, cuando se verificó el pasado de los funcionarios públicos”. Muchos de ellos perdieron el trabajo por hechos relativamente menores, a menudo por haber callado acerca de sus actividades como informantes, con la esperanza de que su expediente nunca fuera encontrado. Pero esa probabilidad continúa existiendo. No todo el archivo de la Stasi ha sido evaluado ya. Los victimarios deben seguir temiendo que sean descubiertos y las víctimas pueden continuar abrigando la esperanza de que se haga justicia.
Autor: Marcel Fürstenau / Pablo Kummetz
Editor: José Ospina Valencia