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La UE y el Señor del Gas

Mirra Banchón20 de octubre de 2006

El Consejo de la Unión Europea se reúne en Finlandia en una Cumbre informal en torno a varios temas importantes, de los cuales uno es el fundamental: la energía. Para ello hay un convidado especial.

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Las banderas de las Unión Europea ondean en la finlandesa LahtiImagen: AP

Temas como inmigración e innovación están en la agenda de la Cumbre informal del Consejo de la Unión Europea, pero todo indica que el tema que reinará en la finlandesa Latí será la energía. El presidente ruso, Vladimir Putin, es el invitado especial a la cena de la noche. Con él, los mandatarios europeos se proponen hablar con una sola voz, algo que se perfila como una empresa harto difícil.

Ante el gran suministrador

El presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, no ve tan mal la posición europea: "si bien es cierto que requerimos de Rusia como socio confiable, Rusia necesita a Europa como cliente". Es decir, que mientras que la misma Comisión y miembros como Alemania y Francia ven en la Rusia de Putin a un socio fiable en lo que a suministro de gas y petróleo se refiere, los países nórdicos y sobre todo los del antiguo bloque soviético, como Polonia, tienen sus serias dudas.

El primer ministro polaco, Jaroslaw Kaczynski, advierte de la posibilidad de que ciertos países utilicen "la energía como arma". Y este temor no es infundado: el repentino corte de suministro a Ucrania a comienzos de año hizo manifiestas las graves consecuencias que puede llegar a tener una mayor dependencia del hidrocarburo ruso. Si bien esta experiencia llevó a los mandatarios europeos a la decisión de ponerse a desarrollar una estrategia común para enfrentar a su principal suministrador, la propuesta polaca de crear una especie de OTAN de la energía que se encargue de negociar precios y condiciones fue rechazada.

Alemania y el gas ruso

Algunos países, Alemania entre ellos, prefieren negociaciones bilaterales: el proyecto del gran gasoducto por el mar Báltico que suministrará a Alemania a partir de 2008 es la mejor prueba de que a Berlín no le va mal con sus negociaciones bilaterales con Moscú. Si bien la política de Moscú es controvertida, el que Rusia cubra el 30% de las necesidades de hidrocarburos de Alemania y el 25% de las europeas, confiere al presidente Putin un ostensible anillo de poder.

El aplomo de Putin

A pesar de ser duramente criticado por el bloqueo a Georgia, el asesinato de periodistas no afines a su régimen y por obstaculizar el trabajo de las organizaciones no gubernamentales, Vladimir Putin no pierde la talla ante la EU. Es más, se muestra reticente a ratificar la Carta de la Energía y el Protocolo de Tránsito que había acordado la UE en 1994 con el ex presidente Boris Yelzin -en el cual Moscú se comprometía a permitir que otras empresas del Asia Central utilizaran su infraestructura para ofrecer sus hidrocarburos en los mercados europeos-, pero a su vez se queja de que Europa no le confiera libre acceso a su mercado. Claro queda que con el creciente poder del Estado ruso en su empresariado, esto equivaldría a una ecuación de poder político.

En resumen, si bien en esta Cumbre se trata también temas afines como el plan de la Comisión europea para ahorro de energía y otros como la innovación tecnológica o las políticas sociales, es política energética el gran tema. Y el gran invitado: el Señor del Gas.