La venganza de Merck
15 de junio de 2006En un principio la farmacéutica Merck, con sede en Darmstadt, parecía ser la gran perdedora en este juego. Schering había rechazado la oferta pública de adquisición (OPA) de Merck, que estaba dispuesta a pagar 77 euros por cada acción. Pero Merck, en lugar de quedarse ofendida en un rincón, desarrolló una estrategia de venganza brutal e inusual hasta el momento en Alemania.
Policial farmacéutico
Luego de que Schering rechazara la OPA de Merck, fue el consorcio químico farmacéutico Bayer, con sede en Leverkusen, quien cortejó – con éxito – a la farmacéutica berlinesa. La Bayer ofrecía 86 euros por cada acción de Schering y el negocio, ya casi consumado, parecía perfecto. Pero, incluso en el mundo de la farmacia no se debe subestimar la capacidad de venganza de un amante refutado.
Fue así que Merck – a sabiendas de la OPA de Bayer – se dedicó a comprar durante días acciones de Schering, hasta llegar a adquirir aproximadamente el 22% de los valores del consorcio farmacéutico. Pero Bayer, para poder concretar la fusión, necesitaba contar con el 75 por ciento de las acciones, por lo que se vio obligada a comprar el “paquete Schering”. Sólo que ahora cada acción costaba 89 euros, loc cual significó un gasto adicional total de 400 millones de euro para la farmacéutica que inventó la aspirina.
Cambios jurídicos necesarios
“Merck dejó al descubierto los puntos débiles de la legislación alemana”, dijo Jürgen Kurz de la “Unión alemana de protección a la propiedad de valores” (DSW). Kurz exigió que, al igual que en EE.UU., en el caso de importantes compras de acciones se obligue a dar información sobre motivos y causas para dicha adquisición. “El sistema alemán, que prevé umbrales de información obligatoria en cinco, diez y 25 por ciento, no es suficiente”, afirmó Kurz y añadió que “los inversionistas también deben ser informados sobre las compras que alcancen un porcentaje ubicado entre el diez y el 25 por ciento de los valores de una empresa”.
Nuevos modales
El comportamiento de Merck y de su presidente, Michael Römer, es único en la historia de la economía alemana. Pero, según observadores, puede ser indicio para un nuevo estilo de negociación feroz, que hasta ahora sólo se conocía de los “hedge fonds” (fondos de cobertura de riesgos). Pero, aunque Römer haya enriquecido a Merck en 400 millones de euros, su estrategia también tuvo su precio: el buen nombre del consorcio proveniente de Darmstadt.