La versión de los espías jubilados de la RDA
18 de noviembre de 2007Podría aparecer, a primera vista, una simple conferencia de veteranos. Pero los personajes que se reunieron este fin de semana en la localidad de Odensee, en Dinamarca, no eran simples jubilados. Pocas veces se ha visto a tantos ex espías juntos. Y pocas veces se los ha oído hablar con tanta soltura, sintiéndose al parecer a sus anchas en medio de sus numerosos antiguos compañeros de la sección de espionaje exterior de los servicios secretos de la entretanto desaparecida RDA.
Testigos de la historia
La cita no dejó de provocar controversia. De hecho, un intento por llevarla a cabo en el mes de junio en Berlín fracasó ante las nutridas protestas, encabezadas por quienes fueron víctimas de la Stasi (Servicio de inteligencia de la RDA). No obstante, el historiador danés Thomas Wegener Friis persistió en su empeño de llevar a cabo el encuentro, con el objetivo de darles la palabra a los ex espías, en su calidad de “testigos de una época”, antes de que “sea demasiado tarde”.
Lo que contaron los oradores en esta conferencia, a la que acudieron unas 250 personas, no resultó sin embargo nada novedoso. Pasados 18 años de la caída del Muro de Berlín, los antiguos funcionarios del espionaje germano oriental no dan muestras de haber reflexionado críticamente sobre su papel en la historia de la división de Alemania y la Guerra Fría.
El factor “Romeo”
“Yo, personalmente, siempre estuve orgulloso de mi trabajo”, aseguró por ejemplo Ralf Peter Devaux, quien fuera otrora el responsable de espiar al gobierno germano occidental en Bonn. Entre otras cosas, defendió también la práctica de infiltrar agentes para que establecieran relaciones sentimentales con personas importantes. Según dijo ante la audiencia, no hay servicio secreto en el mundo que no recurra al “factor Romeo”.
La tónica general de los que tomaron la palabra fue la misma: destacar las virtudes del espionaje germano oriental y rechazar lo que otra ex espía, Gabriele Gast, calificó como la “difamación general de la RDA” tras la reunificación de Alemania. En este contexto, también hubo quien se jactara de los logros obtenidos, como el antiguo funcionario de espionaje militar Rainer Rupp, según quien el traspaso de informaciones desde el cuartel general de la OTAN hacia la Unión Soviética impidió que estallara otra guerra.
¿Los buenos de la película?
En síntesis, los ex espías de la RDA que se dieron cita en Dinamarca se mostraron convencidos de haber sido “los buenos de la película”. Y así lo remarcó el último jefe del espionaje exterior germano oriental, Werner Großmann, de 78 años, en un mensaje que no pudo leer personalmente por encontrarse mal de salud. En su opinión, su organización “contribuyó decisivamente a garantizar la paz y no llevó a cabo golpes de Estado, asesinatos o secuestros, como otros servicios secretos”.
La autocrítica, en suma, brilló por su ausencia en la conferencia. Por lo mismo, su valor como plataforma para recabar testimonios históricos resulta más que dudoso. Y así, la reunión no pasó finalmente de ser lo que parecía a primera vista: un encuentro de ancianos jubilados, empeñados en reivindicar su controvertido pasado.