Las raíces coloniales del genocidio en Ruanda
3 de abril de 2024"Hablamos la misma lengua, compartimos la misma cultura, el mismo país... ¿qué nos ha separado?". Es esta cuestión fundamental la que mueve a Samuel Ishimwe, cineasta ruandés ganador de un Oso de Plata en la Berlinale 2018.
¿Quién sembró el odio en Ruanda? ¿Cómo lo hizo? Desde abril de 1994, a lo largo de cien días, alrededor de un millón de personas fueron brutalmentalmente asesinadas. También los padres de Samuel Ishimwe y la mayor parte de su familia.
Para él, tiene un significado especial investigar, por encargo de una emisora alemana, el porqué de lo ocurrido. Los descubrimientos científicos demuestran que Alemania, como primera potencia colonial, ya a finales del siglo XIX dividió a la población indígena en diferentes "razas".
¿Fue ahí cuando quedaron sembradas las semillas de los asesinatos posteriores? Durante el genocidio, las milicias hutu mataron a sus vecinos, porque creyeron la propaganda de que los miembros de la minoría tutsi no eran seres humanos.
Cómo se crean los estereotipos del enemigo
En el siglo XIX, los científicos europeos dividieron a la humanidad en una jerarquía configurada por diferentes razas. La "raza blanca" se consideraba superior y más avanzada. La llamada "negroide" o "raza negra" se consideraba inferior.
Los alemanes llevaron a Ruanda el mito de los "hamitas". Los tutsis se definían como hamitas, una "raza" más próxima a la "raza blanca". Los alemanes consideraban que los tutsis eran "hamitas" que habían inmigrado del norte de África y llevaban siglos dominando a los hutus, supuestamente indígenas. Por tanto, a los tutsis se les consideraba más desarrollados que la raza "negroide". Esta narrativa persistió durante mucho tiempo y se convirtió en la perdición de los tutsis.
La contribución de Alemania al genocidio de Ruanda
El documental de DW "Reclaiming History - Colonialism and Genocide in Rwanda" (Reclamar la historia. Colonialismo y genocidio en Ruanda) examina el papel del colonialismo alemán y belga en el genocidio de 1994 contra los tutsis en Ruanda.
Samuel Ishimwe, cuyos padres fueron asesinados durante el genocidio, parte en busca de los orígenes del "odio racial" entre tutsis y hutus. La emisión del documental, de 86 minutos de duración, comenzará el 5 de abril de 2024 en la programación lineal mundial de DW y en los canales de YouTube de DW Documentaries.
Matthias Frickel, de DW, acompaña a Ishimwe en su viaje por Ruanda, Alemania y Bélgica, donde historiadores y testigos contemporáneos le ayudan a llegar al fondo de su historia y la de su país. Roméo Dallaire, antiguo jefe de las fuerzas de paz de la ONU en Ruanda, cuenta que fue testigo de cómo Occidente permitió las matanzas de 1994, a pesar de sus apremiantes advertencias.
Cráneos de Ruanda llevados a Alemania
Samuel Ishimwe tropieza en Alemania con una sociedad que ha tenido experiencias similares con la memoria del Holocausto a las que tuvieron los ruandeses con el genocidio.
Solo desde hace poco es tema de debate el hecho de que etnólogos alemanes robaran en 1907/1908 más de 900 cráneos en Ruanda, que todavía se conservan en instituciones berlinesas, para llevar a cabo "investigaciones raciales", populares en la época.
Andre Ntagwabira, arqueólogo del Museo Etnográfico en Butare (Ruanda), dice que esos restos humanos fueron tomados para clasificar a los ruandeses y "demostrar que había filiaciones étnicas en Ruanda. El resultado fue el genocidio de los tutsis", asegura.
Por su parte, Hermann Parzinger, presidente de la Fundación del Patrimonio Cultural Prusiano, confirma la responsabilidad alemana. Hoy día surge la pregunta de si necesariamente la categorización en "razas" llevada a Ruanda por los alemanes tenía que conducir a un genocidio 100 años después.
La antropóloga cultural Anna-Maria Brandstetter lleva 20 años investigando sobre aquel país. Según Brandstetter, el colonialismo sentó las bases, pero no es la única explicación del genocidio: "La violencia colonial no conduce automáticamente a la violencia poscolonial, como el genocidio contra los tutsis. No se mata a un vecino porque se piense que es tutsi o hutu. Lo matas porque ya no lo consideras un ser humano".
Los belgas alimentaron el odio entre hutus y tutsis
En las ciudades de Bruselas y Lieja, el cineasta Ishimwe conoce cómo Bélgica, como potencia colonial posterior, alimentó el odio entre hutus y tutsis con el objetivo de mantener su dominio. El historiador ruandés Dantès Singiza, que investiga la dominación colonial belga en aquel país, le muestra documentos que prueban la política racista de los belgas en Ruanda.
En 1932, Bélgica introdujo un documento de identidad que cimentó una "segregación racial" que, según los historiadores, nunca antes había existido. A partir de aquel momento, los ruandeses eran tutsis, hutu o twa. Las categorías sociales permeables se convirtieron en categorías étnicas fijas. "Me sorprendió darme cuenta de que no fue un error inocente de las potencias coloniales. Había una intención sistemática de difundir esta ideología y dividir a la gente. Trabajaron duro para hacer creer a los ruandeses que eran realmente diferentes", relata Samuel Ishimwe.
Hablar sobre el trauma
¿Cómo podemos afrontar este difícil legado? La psicóloga Esther Mujawayo-Keiner da un consejo a Ishimwe: "Tenemos que hablar de ello, no podemos evitar el tema. Pero, ¿cómo podemos hacerlo? El silencio es peligroso, pero hablar también puede serlo. Depende de cómo se hable". La propia Majawayo-Keiner sobrevivió al genocidio contra los tutsis y trabaja en Alemania desde hace 20 años.
De vuelta en Ruanda, Ishimwe se reúne con genocidas condenados y sus víctimas, que hoy viven juntos en una aldea de reconciliación: "Sé que los ruandeses tenemos una gran responsabilidad por odiarnos y por el genocidio que tuvo lugar. Nosotros, los ruandeses, cometimos el genocidio. Nadie más lo hizo. Pero el odio y la ideología que lo sustentan son ideas que crecieron y se cultivaron principalmente durante el periodo colonial belga."