Lech Walesa: "Polonia necesita solidaridad global"
29 de septiembre de 2018Lech Walesa nació hace 75 años en una situación muy complicada. Su padre murió torturado en un campo de trabajo alemán. Tuvo que ocuparse muy pronto de sí mismo y de su familia. En 1980, encabezó el sindicato Solidaridad ('Solidarność') liderando un importante movimiento que contribuyó en gran medida a la caída del comunismo y del muro de Berlín. Obtuvo el Premio Nobel de la Paz y finalmente se convirtió en el primer presidente surgido de unas elecciones libres en la Polonia de posguerra. Hace casi exactamente 25 años, negoció como presidente la retirada del Ejército Rojo de Polonia.
Deutsche Welle: ¿Todavía le falta algo por hacer en su carrera política?
Lech Walesa: En realidad, he logrado todo lo que soñé y lo que me propuse hacer. Para mis planes era suficiente recuperar la libertad e introducir la democracia. Pensé que con ella todo iría mejor, pero resultó que no estábamos preparados para la democracia. Carecíamos de las personas y los programas adecuados. Y empezaron los problemas. Por eso perdí las elecciones (en 1995). Pero Polonia ha progresado. Hoy, sin embargo, me pregunto: ¿para qué la victoria, si no supimos qué hacer con ella? Ese es mi problema: ya soy viejo, estoy cansado y no me gusta lo que veo. Porque la política del actual gobierno no es buena. Sus diagnósticos son acertados, pero las soluciones elegidas, no. Como con el sistema judicial, que efectivamente debía ser reformado. Pero no así. Por otro lado, casos como el de Kaczynski o Trump nos motivan a seguir. Nos exigen que busquemos soluciones y las encontremos.
Ahora el gobierno polaco tiene mala reputación en Occidente. Incluso se dice que Polonia está avanzando hacia la dictadura. ¿Es eso cierto?
Tenemos que apechar con gente inapropiada, de mentalidad mezquina, no diagnosticadas médicamente pero llenas de complejos, que han llegado al poder por casualidad. Esa es nuestra desgracia. Advertí a la sociedad, porque los conocía de antes. El problema ahora es: ¿cómo salimos de esto? ¿Cómo lo combatimos? Somos demócratas, no queremos violencia mientras los gobernantes aprueban leyes que les favorecen sin respaldo del pueblo ni de la Constitución. Es difícil luchar contra esto con manifestaciones, porque hay muy pocos activistas. Actualmente estamos recurriendo a los procedimientos de la Unión Europea. Le pedimos ayuda a sus instituciones, a Alemania y a otros países, ya que todavía queda mucho para las elecciones. Eso nos puede arruinar, pues los gobernantes manipulan las leyes y nos engañarán. Frente a eso necesitamos hoy día la solidaridad global.
¿Y qué opina de que a los actuales gobernantes polacos les guste agitar estereotipos antialemanes?
Abren viejas heridas, utilizan la complicada y trágica historia de ambos pueblos, juegan con el resentimiento. Hacen demagogia, siembran conflictos y enfrentan a la gente entre sí. Cuestionan nuestros logros, nuestra victoria. Nos tachan a mí y a otros de "agentes" solo para ganar. No les importa el daño que nos hagan. Por eso me pregunto si son enemigos de Polonia, traidores, agentes de otros países o, simplemente, tontos consumados. Hay veo estas dos posibilidades: o son traidores, o son tontos consumados.
¿Y cómo deberían reaccionar los alemanes ante esta situación?
Deben continuar como han hecho hasta el momento, aguantar y ver, a la vez, cómo pueden ayudarnos para que no se destruyan todos los logros conseguidos en nuestras relaciones de posguerra.
Nuevamente hay voces que reclaman a Alemania reparaciones de guerra. ¿Están justificadas?
Los alemanes son ricos, nosotros no. Y es por su agresión y por la guerra. Se debe hablar de ello, pero no venir con exigencias porque es demasiado tarde para eso. No necesitamos ataques verbales ni confrontación, sino conversaciones y capacidad de persuasión. Se deben proporcionar pruebas de que el problema no ha sido resuelto definitivamente, en lugar de exigencias y las confrontaciones que ciertamente no resuelven el problema.
Usted es católico practicante. ¿Qué papel juegan la Iglesia y la fe cristiana en su vida y en tus acciones?
Un papel crucial. Pero no soy un fanático. Mi fe no es anticuada ni medieval, es más como una computadora de última generación. Sé que hay un Dios, puedo encontrarlo: me caigo de vez en cuando, pero gracias a Él me levanto nuevamente. Sin fe, todo lo que hago no tendría sentido. Pero continúo porque mi fe me dice que, si no continúas, tendrás que responder por ello. Así que tengo que hacer todo lo que pueda.
Autor: Bartosz Dudek (LGC/EAL)
Lech Wałęsa fue presidente del sindicato Solidarność de 1980 a 1990 y presidente de Polonia de 1990 a 1995. En 1983 fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz.
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