Drogas "legales"
13 de julio de 2011
Con nombres fantasiosos y con la promesa de “encontrar la realización personal” o simplemente relajarse, se ofrecen supuestas mezclas de hierbas por Internet, supuestamente para usarlas como incienso aromático. Pero el que las busca y las compra, por lo general los jóvenes, saben que son drogas alucinógenas que se pueden fumar.
“Drogas legales”, sumamente peligrosas
Estas mezclas de hierbas son llamadas “drogas legales”, ya que, por lo general, no están prohibidas por la Ley de Estupefacientes, al menos en Alemania. Y los potenciales compradores piensan que si no están prohibidas, tampoco pueden ser perjudiciales para la salud. Pero la realidad es totalmente distinta.
Lo que los consumidores –a menudo jóvenes- no saben, es que el efecto no lo producen las hierbas, sino las drogas sintéticas que se agregan a la mezcla. A menudo se trata de derivados del cannabis que actúan como el hachís o la marihuana.
En otros casos, se trata de “sustancias químicas de investigación”, es decir, productos químicos de desecho que se sintetizaron en el marco de estudios farmacológicos para producir nuevos medicamentos, pero que luego fueron retirados del mercado porque producían efectos secundarios muy graves o no cumplían con su objetivo terapéutico. El tercer grupo son las anfetaminas, estimulantes que se usan para producir la droga sintética Ectasy.
Peligro de sobredosis
En cuanto a sus efectos, las nuevas drogas son mucho más fuertes, dice Felix Tretter, médico en jefe del departamento de Adicciones de la Clínica Isar-Amper, de Múnich. “Lo más preocupante es que no contamos con experiencias sobre el efecto de estas drogas, por lo cual una sobredosis puede desatar graves brotes psicóticos. Lo mismo vale para los opiáceos, cuyo riesgo consiste en que el consumidor se puede quedar dormido y morir porque se detiene la actividad respiratoria. El peligro de las anfetaminas son las complicaciones que se pueden producir en el aparato circulatorio y cardíaco”, explica el científico.
De la fiesta a terapia intensiva
El director de la brigada de estupefacientes de la Oficina de Investigación Criminal del estado de Baviera, Torsten Wittke, conoce los peligros y daños que producen estas drogas “legales” por su experiencia cotidiana de trabajo. “Todas las semanas aparecen varios casos en los hay que llamar a la ambulancia porque una persona joven consumió esas sustancias”, dice Wittke.
Otro problema es que los variados tests de identificación de sustancias alucinógenas con que cuentan los hospitales están preparados para reconocer las drogas clásicas. Pero hay una amplísima variedad de nuevas drogas sintéticas en combinaciones que cambian constantemente, por lo cual la medicina, la policía y la ley están atrasadas en cuanto a su evolución y difusión en el mercado.
Otro problema es que, para prohibir una sustancia es necesario un largo y complicado proceso judicial. Y, cuando por fin se logra prohibirla, ya hay nuevas variedades en venta.
No alcanza con prohibir, hay que informar
Felix Tretter, de la Clínica Isar-Amper, considera que tampoco es suficiente con concentrarse en medidas legales y policiales, y que el problema no se soluciona con nuevas prohibiciones. En lugar de eso, subraya, se imponen medidas de prevención con las que se pueda llegar a los jóvenes y concientizarlos.
La Academia Bávara de Lucha contra la Adicción, de cuya junta directiva es miembro Felix Tretter, intenta tender un puente entre los investigadores, los criminólogos y los empleados de los centros públicos de asesoramiento en materia de drogas. Y se debe llegar a una cooperación internacional al respecto, opina Tretter, ya que la fabricación, la distribución y los consumidores son un problema en todo el mundo. “Hoy, los negocios se hacen por Internet y en Facebook”, advierte el experto.
Acercamiento a los jóvenes para concientizarlos
El toxicólogo Rainer Schmid, de la Universidad de Medicina de Viena, cree en la eficacia de asesorar a jóvenes en peligro de adicción en lugares no convencionales. Schmid es director del Proyecto de Prevención ChEck iT!, y va con su equipo a los lugares donde se consume droga, por ejemplo, a conciertos de música con público juvenil.
Los jóvenes pueden chequear en forma voluntaria la peligrosidad de las sustancias que consumen. Según Schmid, se pueden realizar análisis muy rápidos. “Y tratamos de explicarles de inmediato lo que significa el resultado”, agrega.
El equipo de ChEck iT! está formado por ingenieros químicos, toxicólogos, trabajadores sociales y asesores en adicciones. Gracias a una experiencia de más de 15 años, los empleados de ChEck iT! han podido ganarse la confianza de los consumidores de drogas.
“Nuestra experiencia es que los afectados son los que se nos acercan y nos dicen que si una sustancia contiene lo que constatamos que contiene, ya no quieren usarla. Nos creen, y ese es el punto clave del asunto”, comenta Rainer Schmid.
Diferenciar, no difamar
Lo importante, además, es no demonizar todas las sustancias, sino diferenciar sus efectos y los perjuicios que pueden causar a la salud, indica Schmid. Claro que hay sustancias muy peligrosas, pero la mayoría no es tóxica. “Gracias a Dios hemos hallado sólo unas pocas sustancias por las que deberíamos preocuparnos seriamente”, dice.
Por otro lado, los consumidores cuentan con ciertos mecanismos de regulación del consumo, como entradas en blogs y foros en Internet, en los que los jóvenes intercambian sus experiencias con tal o cual droga. Si muchos consumidores informaran sobre el peligro de graves efectos secundarios de un producto, éste pronto desaparecería del mercado.
De acuerdo con el toxicólogo vienés, “no todas las drogas encuentran consumidor”, dice el toxicólogo vienés. “Por lo general, la aceptación no es tan grande y se trata sólo de un puñado de sustancias que despiertan el interés y lo mantienen durante un largo tiempo”.
A pesar de que el consumo de sustancias psicoactivas se vuelve cada vez más problemático, la fijación de la sociedad en cuanto a que los consumidores de drogas son jóvenes es una estrategia para encontrar un chivo expiatorio, opina Rainer Schmid.
Los adultos pueden, de ese modo, distraer la atención de su propio comportamiento al consumir drogas legales mucho más peligrosas, estadísticamente hablando, como los son el tabaco y el alcohol.
Autora: Rachel Gessat/ Cristina Papaleo
Editor: Pablo Kummetz