Libertad frita
13 de marzo de 2003Los restaurantes del Congreso de EE.UU. no sirven ya french fries, que es como en este país conocen a las papas fritas, sino papas de la libertad. Este es el resultado de una iniciativa particular de algunos congresistas que se hacen eco de algunas acciones de ciudadanos que han comenzado a boicotear los productos franceses, principalmente, como represalia por la posición de este país en el conflicto con Irak. Víctimas de este acto patriótico son asimismo las "tostadas francesas" ("french toast"), que fueron sustituidas por "tostadas libertad" ("freedom toast").
La ambición de dominar el espacio aéreo sobre las freidoras parece ser mas realizable que conseguir una mayoría en el Consejo de Seguridad. "Es una acción pequeña, un esfuerzo simbólico para mostrar el fuerte disgusto de muchos en Capitol Hill frente a las actuaciones de nuestro supuesto aliado, Francia", explicó Bob Ney, presidente del comité de Administración de la Cámara de Representantes y responsable de esta medida, que ha provocado apoyos y críticas irónicas a partes iguales.
Los ‘French fries’ no son francesas
La Embajada francesa en Washington intenta no recalentar el demasiado el aceite. "Nos encontramos en un momento muy serio, enfrentándonos a temas muy serios, y no nos vamos a centrar en qué nombre le dan a las papas", estimó Nathalie Loisau, portavoz de la embajada francesa. No obstante, puntualizó que "las papas fritas no son un invento francés. Son belgas".
Este problema no resultará demasiado grave para los patriotas estadounidenses. Por hablar en su mayoría francés, los belgas ya de por si son sospechosos. Pero aparte de este detalle, la iniciativa desata muchos problemas difíciles de solucionar. El propio promotor de la decisión del Congreso, Bob Ney, tiene en sus venas sangre francesa y comparte apellido con uno de los mariscales más laureados de Napoleón.
Europa ‘vieja’ se rie
Además, Ney no quiso opinar acerca de la posibilidad de cambiar también el nombre a la ensaladilla rusa o dejar de servir 'chow mein' chino - ambos platos habituales en el menú de la cafetería del Congreso- si Moscú o Pekín deciden vetar la resolución propuesta por EE.UU. para abrir la puerta a una guerra.
No hay que tener el genio de un mariscal francés para augurar que con la decisión tomada de librar la cafetería del Congreso de todo que pueda ofender el espíritu patriótico de los parlamentarios, EE.UU. habrán ganado una batalla pero seguramente no la guerra.
El numero de páginas web en las que se critica y ironiza la política actual del gobierno de Bush es inmenso. En realidad, el presidente norteamericano ya perdió la guerra en el campo del humor. Un buen botón de muestra es un videoclip producido por unos suecos muy creativos. En él, Bush y Blair cantan a dúo una canción de amor. Tony Blair en el papel de la doncella, por supuesto.
¿Hamburgesa o freedom burger?
La última iniciativa nutritiva de los parlamentarios del Congreso, tambien provocó comentarios irónicos en Alemania. Aquí recuerdan como tras la Primera Guerra Mundial, en EE.UU. el sauerkraut (chucrut) pasó a llamarse ‘col de la libertad’. En diversos foros los internautas alemanes proponen a los congresistas cambiar el nombre de la ‘hamburgesa’ poe el de ‘neoyorquina’ o ‘freedom burger’. Por cierto, quedan muchas preguntas a las que los amigos de los ‘freedom fries’ tendrán que responder. ¿Cómo se llamará en el futuro el croissant? ¿Se cambiará el nombre ‘champán’ por ‘ sparkling freedom wine’?
Llevando las cosas hasta las últimas consecuencias, Nueva York se verá obligada a devolver la estatua de libertad a París. Fue un regalo de los franceses.