La UE y la OTAN: ¿Cañones o diplomacia para Libia?
9 de marzo de 2011El secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, Anders Fogh Rasmussen, reiteró este 9 de marzo que esa alianza internacional no planea intervenir en el conflicto interno de Libia sin autorización expresa del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. El mensaje fue transmitido desde Londres horas antes de que la OTAN y la Unión Europea discutan sus estrategias de cara al país africano en tres cumbres.
Aunque los ministros de Defensa de los países miembro de la OTAN se reunirán este jueves (10.3.2011) para anticipar escenarios hasta ahora no contemplados, numerosos diplomáticos de la coalición trasatlántica han dejado claro que existen tres condiciones para una eventual intervención militar en el Magreb: se debe demostrar que la misma es necesaria, que tiene una “base legal” y que cuenta con “apoyo regional firme”.
Dos cumbres en Bruselas
En otras palabras, la intervención de la OTAN deberá tener el respaldo explícito de organizaciones como la Liga Árabe o la Unión Africana. De ahí que también los ministros de Exteriores y los jefes de Estado y de Gobierno de la UE estén por congregarse: los primeros esbozarán nuevas medidas de presión este 10 de marzo y los segundos, aún divididos en lo que a la táctica de una zona de exclusión aérea se refiere, buscarán llegar a un acuerdo el viernes 11.
Y es que, como lo explicó el europarlamentario Martin Schulz, un socialdemócrata alemán, establecer una zona de exclusión aérea sobre Libia para evitar que Muamar el Gadafi siga abriendo fuego desde el aire contra su propio pueblo pasa por hacer añicos sus defensas aéreas. Una medida que no se puede llevar a la práctica sin consenso y a la que Rusia y China, países con poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, se han opuesto hasta ahora.
Misión abortada
Este miércoles (9.3.2011), la UE canceló el viaje de los observadores que tenía previsto enviar a Libia, alegando que los combates entre las fuerzas leales a Gadafi y sus opositores podría poner en peligro a los expertos. Además, aunque fue el Gobierno de Trípoli el que solicitó una investigación a la ONU y a la UE, fuentes diplomáticas sostienen que las circunstancias no están dadas para realizar una observación independiente.
Como muestra, un botón: este 9 de marzo, varias instalaciones petroleras fueron destruidas durante enfrentamientos en la localidad costera de Ras Lanuf. Según la televisora catarí Al Yazira, tres bombas fueron arrojadas sobre una refinería; pero la televisión estatal libia aseguró que fueron los rebeldes quienes prendieron fuego a un depósito de petróleo. De ahí que a Europa le cueste tanto desentrañar la crisis libia.
El dilema europeo
Así, el delicado “expediente libio” confrontará a los Jefes de Estado y de Gobierno del bloque comunitario con un serio dilema cuando comience la reunión extraordinaria de este viernes (11.3.2011): ¿debe la Unión Europea sumarse a una intervención militar en el Magreb para desarmar al régimen de Muamar el Gadafi o practicar la “política de lo posible”, basada en una nueva estrategia de vecindad con el mundo árabe?
En Bruselas, muchos expertos recomiendan que se apele a los recursos que ofrece la política de vecindad, que data de 2004, para cambiar el status quo en el norte de África, el Cercano y el Medio Oriente. Y ya se estudia la posibilidad de lanzar una nueva “alianza para la democracia y el bienestar común” en el Magreb, que no es otra cosa que un paquete económico de 4.000 millones de euros para impulsar la democratización de la región de aquí al año 2013.
La Unión por el Mediterráneo (UPM), la organización nacida en 2008 por iniciativa del presidente francés, Nicolas Sarkozy, se mostró inefectiva de cara a los levantamientos populares ocurridos en las costas africanas. Está por verse si este nuevo proyecto realmente cataliza cambios necesarios al sur de Europa, que van desde crear puestos de trabajo para la población joven hasta propiciar el desarrollo de una cultura democrática.
Autor: Evan Romero-Castillo / dpa
Editora: Emilia Rojas Sasse