Llamado ecuménico al “capitalismo responsable”
28 de febrero de 2014El documento social presentado este viernes por el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, arzobispo Robert Zollitsch, y el presidente del Consejo de la Iglesia Evangélica de Alemania, Nikolaus Schneider, se pronuncia contra un “capitalismo desenfrenado”. “Queremos tener nuevamente en Alemania una economía responsable, comprometida con la gente”, dice uno de sus autores, el teólogo protestante Gerhard Wegner, director del Instituto de Ciencias Sociales de la Iglesia Evangélica.
“Responsabilidad mancomunada por una sociedad justa” es el título del documento que aborda múltiples materias, desde la sustentabilidad ecológica hasta la solidaridad europea. Los autores también aluden, por ejemplo, el tema de la evasión tributaria, e indican en el texto: “El pago de impuestos no es solo una obligación legal, sino también moral de los ciudadanos. Quien intenta eludir esa obligación, peca contra sus conciudadanos y el bienestar común”.
Planteamientos poco concretos
La mayoría de los planteamientos del documento son, sin embargo, poco concretos, como la crítica eclesiástica al neoliberalismo: “También en una economía global orientada a la competencia debe garantizarse la primacía de la política. No solo en los mercados financieros, sino en todos los mercados, necesitamos una renovación política de la cultura de la responsabilidad”. Cinco años después del clímax de la crisis financiera, eso suena más bien a lugar común, si bien el texto demanda un mayor control del sector financiero.
El sacerdote jesuita Friedhelm Hengsbach, considerado un vehemente representante de la doctrina social de la Iglesia, no está satisfecho con el documento, en cuya elaboración no participó. Hengsbach esperaba demandas concretas, por ejemplo en cuanto al establecimiento de un impuesto a las transacciones financieras. “Todos los negocios financieros deberían ser gravados con un impuesto pequeño, que aportaría ingresos al erario público”, indica. A su juicio, eso también implicaría que aquellos que provocaron la crisis carguen con parte de las consecuencias financieras, a la vez que se frenarían un poco los negocios bursátiles.
Consenso básico
Gerhard Wegner confirma que tal demanda no figura en el documento y explica que en ese punto no se logró consenso con los representantes católicos. Similar fue la situación en lo tocante a la demanda de un sueldo mínimo general. “Nosotros lo pedimos, pero no hubo consenso”, señala Wegner, explicando que por eso solo se incluyó la demanda de sueldos mínimos por área.
Acuerdo hubo en cambio en las críticas a diversos problemas sociales, como el hecho de que todavía las mujeres tienen menos acceso a las posiciones de mando. En cambio, no hay pasajes de autocrítica de las Iglesia.
Debate necesario
Friedhelm Hengsbach considera que un texto de esta naturaleza debería haber ido precedido por “una amplia discusión entre católicos y protestantes”, también en colaboración con fuerzas sociales como Attac o Greenpeace. Pero eso no ocurrió. Por eso, “se trata una vez más de un tradicional trabajo de comisión”, concluye.
Pese a las críticas, para Wegner el documento no es solo un mínimo común denominador ecuménico. “Es algo más. Es un acuerdo en torno a un modelo de capitalismo responsable. Las dos Iglesias acordaron nuevamente hacer una advertencia clara al respecto. Y ese es el sentido del texto”. Los autores esperan que el documento, de 60 páginas, sea el detonante de un amplio debate en la sociedad sobre un nuevo orden económico y social.