¿Un acuerdo para las Malvinas?
8 de febrero de 2012
Según Cristina Fernández de Kirchner, el anuncio del Gobierno de David Cameron de enviar a Malvinas al destructor MS Dauntless, el más avanzado de la Marina Real británica, no puede sino interpretarse como una “militarización del Atlántico Sur” que “implica un grave riesgo para la seguridad internacional”. Así lo manifestó la mandataria argentina el martes ante veteranos de la Guerra de Malvinas (1982), que dejó un saldo de más de 1.000 muertos.
Cristina Fernández instruyó al canciller argentino, Héctor Timerman, para que presente la denuncia formalmente ante el Consejo de Seguridad y también ante la Asamblea de las Naciones Unidas. Además, el sábado pasado, según el diario Daily Mail, Gran Bretaña había enviado un submarino nuclear para patrullar la zona.
El ministerio británico de Relaciones Exteriores se defendió de las acusaciones diciendo que “los habitantes de las islas Falkland son británicos por su propio deseo” y que “pueden decidir libremente sobre su futuro”, subrayando que no habrá ningún tipo de negociación con Argentina sobre una posible independencia de las islas si los lugareños no lo solicitan expresamente.
“Argentina está perdiendo tiempo”
De acuerdo con Vicente Palermo, investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina, y autor de “Sal en las heridas. Las Malvinas en la cultura argentina y contemporánea” (Editorial Sudamericana, 2007), al haber una base militar en las Islas Malvinas se está produciendo un despliegue militar en la región, “pero hablar de militarización tal vez sea algo exagerado”. “Me parece que es correcto criticar esa presencia militar, pero agregaría que Cristina Fernández de Kirchner encontró allí una forma de salir del lío en que se metió, porque agitó el tema de la soberanía sin conseguir nada hasta el momento”, explica.
“Claro que Gran Bretaña tiene la intención de permitir que empresas privadas multinacionales exploren y eventualmente exploten los recursos naturales de las islas. Ese es un tema muy importante que tendría que ser una prioridad para Argentina y no lo está siendo”, opina Vicente Palermo. “Regular la actividad económica en la zona es fundamental, pero me parece que el Gobierno argentino elige mal los problemas de los que se quiere ocupar, machacando sobre el tema de la soberanía y tratando de obligar a Gran Bretaña a que se siente a discutirla”, dice.
Mientras tanto, Argentina se abstiene de proponer o negociar cualquier otra cuestión, señala Palermo, y agrega que “está perdiendo tiempo al continuar en lo que es una discusión unilateral, ya que Gran Bretaña no piensa negociar la soberanía de las islas. Y los ingleses no pierden el tiempo”. De acuerdo con el experto, existe otra opción, y es que Argentina deje de lado momentáneamente su reclamo de soberanía y proponga a Gran Bretaña un acuerdo “paraguas” que proteja las posiciones de ambas partes. “Eso es algo que se podría haber iniciado hace años. Con el paso de los años, se hace cada vez es más difícil”, señala Palermo.
“Una oportunidad para la paz”
Durante un acto en Casa de Gobierno el martes, la jefa de Estado argentina le pidió al premier británico, David Cameron, "que le de una oportunidad a la paz y no a la guerra". Ya la llegada del Príncipe Guillermo de Inglaterra a Malvinas para llevar a cabo tareas de instrucción militar fue motivo de disgusto para Cristina Fernández de Kirchner, que dijo que hubiera preferido verlo "con ropas civiles y no con uniforme militar".
En cuanto a la idea de una cooperación argentino-británica en la explotación del archipiélago, Vicente Palermo dice que “tal vez lo ideal no sea siquiera una explotación común, sino lograr que la región no se explote y firmar un acuerdo de protección de sus recursos naturales”, opina el experto. La idea de un acuerdo o convergencia en la explotación de los posibles recursos naturales de las Islas Malvinas no es nueva, y en los últimos 30 años se llevaron a cabo varias conversaciones sobre diferentes iniciativas, especialmente durante la década de los 90.
Cristina Fernández de Kirchner señaló asimismo que desclasificará un informe secreto sobre el rol que tuvo la dictadura militar (1976-1983) en la guerra por la soberanía de las Islas Malvinas, en la que murieron 649 argentinos, 3 isleños y 255 británicos, al cumplirse el 30mo aniversario del conflicto bélico. Se trata del Informe Rattenbach, un documento secreto elaborado por la Comisión de Análisis y Evaluación de las responsabilidades en el conflicto del Atlántico Sur, presidida por el militar Benjamín Rattenbach, conocido en su mayoría de manera extraoficial, que recomienda graves castigos para los culpables de lo que llamó una “aventura militar”.
Al respecto, Vicente Palermo piensa que “se trata de una noticia excelente, más allá de cuán novedoso sea. Me parece muy importante que se conozca el informe y se abra una discusión sobre la guerra en general que aún no se ha hecho. Los argentinos no tenemos un debate sobre lo que pasó, sobre el apoyo social que tuvieron los militares de la dictadura, que fue sin cortapisas. Se elude ese tema, y elaborar a fondo esa guerra es algo que nos debemos los argentinos, en lugar de escaparnos con lugares comunes y decir que la guerra ‘la hizo la dictadura' ”.
Algo que, sin duda, ampliaría el horizonte en cuanto a la defensa de la soberanía de las Islas Malvinas y lo que eso le ha costado a la sociedad argentina. La guerra del 82 es, como todo hecho histórico, producto de sucesos y decisiones del pasado. “Hay todo un relato, una historia que contar y especificar con valentía, y hay que debatir sobre eso”, dice el sociólogo, y añade que, al mismo tiempo, Argentina genera desconfianza y temores en los isleños y un poco también, pero bastante menos, en los ingleses. “Tal vez el temor sea que Argentina vuelva a intentar otra vez dar un paso bélico, lo cual es totalmente ridículo, pero esa desconfianza existe”, dice Palermo.
Autora: Cristina Papaleo
Editor: Enrique López