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Lorin Maazel: las obras maestras sobreviven todo

La entrevista fue realizada por Kate Bowen 25 de septiembre de 2008

Al comenzar su última temporada, el director musical de la prestigiosa Filarmónica de Nueva York, Lorin Maazel, habló con DW-WORLD sobre su legado y sus proyectos futuros.

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Lorin Maazel, disciplina musical.Imagen: picture-alliance/ dpa


En 2002 Lorin Maazel asumió el cargo de director musical de la Filarmónica de Nueva York, la orquesta más antigua de Estados Unidos, cargo en el que le sucederá Alan Gilbert al finalizar la temporada 2008-2009. La orquesta realizó recientemente una gira de tres semanas en Europa que concluyó con un concierto en el Festival Beethoven de Bonn, donde interpretó la Octava Sinfonía de Anton Bruckner.

DW-WORLD: Señor Maazel, comienza usted la última temporada al frente de la Filarmónica de Nueva York, si echara una mirada retrospectiva, ¿cuales son los superlativos?

Lorin Maazel: Yo creo que muchas de nuestros debuts internacionales han sido muy exitosos y creo que nuestros ciclos, el ciclo Beethoven, el ciclo Brahms, el ciclo Tchaikovsky y el ciclo Mahler han dejado una huella. Además las giras extraordinarias –y ésta es nuestra segunda gira europea-, pero también hemos estado en Japón y por supuesto en Estados Unidos.

Creo que la orquesta es el aspirante principal al primer puesto, aunque no creo en las comparaciones. Cada artista y cada orquesta tienen su propio talento. Pero de cualquier manera la orquesta es una formación impresionante y estoy muy contento de que sea reconocida por lo que es.

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La Filarmónica de Nueva York en Dresde.Imagen: AP

¿Que espera que la orquesta retome de su legado y que se lleva usted personalmente de la orquesta?

He aprendido muchísimo de la orquesta, especialmente a nivel humano. Son músicos maravillosos y dedicados con un alto nivel que se han impuesto a sí mismos. Asumen su trabajo con mucho orgullo y tanto ellos como yo estamos orgullosos de pertenecer a la Filarmónica de Nueva York.

En sus 168 años de historia ha tenido tan sólo 2.000 miembros, así que la renovación de músicos ha sido poca. Incluso nuestro primer clarinete se retira al final de esta temporada después de tocar el clarinete durante 60 años, lo que me parece una especie de récord. Esa es la clase de orquesta que es, lo que para mí ha sido muy aleccionador.

Creo que de mi parte han aprendido una especie de disciplina musical y la manera de recuperar la confianza en sí mismos, que perdieron por una u otra razón. Cuando llegué al frente de la orquesta pensé que esa era mi primera tarea, el restaurar su fé en si mismos, pues un músico seguro de sí mismo toca mucho mejor.

Posteriormente contraté a unos 25 jóvenes músicos, todos talentosos. Eso ha traido un elemento de virtuosismo a la orquesta que resulta muy evidente. Y bajé la edad promedio de la orquesta a los 20 años. Así que es una formación llena de gente joven, que irradia esperanza y entusiasmo, lo que los alemanes llaman Schwung (ímpetu) y los franceses elan.

Aunque usted es el conductor titular de una vieja orquesta del Continente Americano, también ha conducido nuevas formaciones en Europa.

He sido el director musical de la Sinfónica Toscanini y continuaré trabajando con ella como conductor invitado. He sido director de la ópera en Valencia, habré conducido tres temporadas completas cuando concluya la temporada 2008 -2009. Aunque también los dejaré, volveré como conductor invitado.

Tengo algunos grandes proyectos en mente, especialmente “1984”, mi ópera. Tenemos más peticiones para ejecutarla en varias ciudades de lo que podremos atender. Así que tendré que organizar también eso. También me alegro de tener por fin nuevamente tiempo para componer. Desde que finalicé la ópera que tuvo su debut en el 2005 no he podido escribir una sola nota, lo que realmente lamento. Pero tengo numerosos proyectos.

También tengo mi propio pequeño festival en el Estado de Virginia, el llamado Festival Castleton- que abrirá sus puertas el 4 de julio, el día de la independencia, en Castleton, Virginia. Es un festival de música de cámara que promoverá a jóvenes valores, en donde jóvenes músicos, cantantes y conductores serán promovidos por algunas de las mentes musicales más refinadas. Dedicaré mucha energía a este proyecto también.

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La Filarmónica de Nueva York en Pekin.Imagen: AP

Acaba usted de interpretar la Octava Sinfonía de Anton Bruckner, ¿como es recibida la música de Bruckner hoy en día?

El atractivo de las obras maestras nunca muere. He tenido oportunidad de constatar esto una y otra vez. Acabamos de estar en China. No creo que los chinos necesariamente escuchen música occidental todos los días de la semana, por lo menos no como la interpretamos nosostros. Pues reaccionaban como si el cielo se hubiera abierto y les revelara un libro de maravillas. Concierto tras concierto estaba abarrotado de gente joven. Nadie les explicó nada, pero tampoco era necesario. Una obra maestra es capaz de sostenerse por sí misma.

Bruckner continuará teniendo un lugar y continuará alcanzando a la gente, siempre y cuando sea ejecutado por músicos que creen en su obra y eso es muy importante, porque las obras maestras dependen de sus intérpretes. Por eso me opongo a esas desagradables puestas en escena de grandes óperas para satisfacer los problemas psicológicos de algunos directores que usan el escenario para llevar ahí sus problemas. No son solamente obras de teatro. A veces me tildan de conservador, pero si ve usted mi ópera “1984”, apenas si es conservadora, es salvaje, es moderna, es contemporánea. Pero es sana, es saludable. Creo que debería hacerse todo lo posible por hacer a un lado a la gente insana e inestable, le haríamos un gran favor a Mozart, a Beethoven, A Verdi y a Puccini. Ellos sobrevivirán, las obras maestras sobreviven todo.

No soy un reformador, soy un péndulo. Dentro de cinco años toda esta gente estará olvidada, pero la obra de Verdi y de Puccini no. Esa es la razón por la cual estoy tan entusiasmado con mi festival. Tenemos puestas en escena modernas, contemporáneas, como las óperas de Benjamin Britten, que estamos presentando de manera exclusiva por un tiempo. Probablemente fue el mayor escritor de ópera de cámara del siglo XX. Muy moderno, pero sano y saludable.