Los austriacos en la era nazi: ¿víctimas o colaboradores?
12 de marzo de 2013El 11 de marzo de 1938 a las 19:47 de la noche, tras meses de creciente presión y ataques a los edificios gubernamentales de Austria, el entonces canciller austríaco Kurt Schuschnigg anunciaba su renuncia públicamente en su último discurso por radio como líder del Gobierno. Sus últimas palabras fueron: “Dios salve a Austria”.
Al día siguiente, el 12 de marzo de 1938, el nombre alemán de Austria, Österreich, pasó a ser Ostmark, y así se puso fin al estado austriaco. A las 8 de la mañana, las tropas alemanas de la Wehrmacht entraron en Austria, y a las 4 de la tarde, el mismo Adolf Hitler cruzó la frontera en dirección a su pueblo natal, Braunau am Inn. La población no opuso resistencia. De hecho, aplaudieron su entrada.
Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, historiadores, políticos y expertos en Austria y en el extranjero se han planteado muchas veces la misma pregunta: ¿fue la la anexión de Austria a Alemania voluntaria o forzada? ¿Qué fue Austria para Alemania: víctima, o colaboradora?
Victimismo, clave de la identidad nacional
Las Fuerzas Aliadas llevaron a cabo investigaciones sobre el papel de Austria durante la época nazi incluso antes de que acabara la guerra. En octubre de 1943, los ministros de exteriores de Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Soviética se reunieron en Moscú. Allí firmaron la primera “Declaración de Moscú”, que decía que “Austria es la primera víctima de la agresión hitleriana”. Este párrafo pasó a ser uno de los principios fundadores del estado austriaco durante la posguerra.
No obstante, la declaración no terminaba con ese párrafo, aunque este hecho tendió a “olvidarse”, de forma deliberada o no. En la declaración, los Aliados hicieron un llamamiento a la población austriaca para que se rebelaran contra el régimen nazi, e hicieron a Austria responsable por colaborar en la guerra con la Alemania nazi.
“Hacer que la República Federal de Alemania cargue con toda la responsabilidad fue un buen recurso para construir una identidad austriaca propia después de la guerra”, dice Oliver Rathkolb, profesor de historia contemporánea en la Universidad de Viena.
Enfrentando el pasado
Pero esa perspectiva ha cambiado desde finales de los años 70. Los historiadores austriacos coinciden a día de hoy en que la anexión tuvo gran apoyo en la población en aquellos momentos, y que una buena parte de los austriacos eran colaboradores y cómplices, según Rathkolb. “Se ha dicho y escrito mucho sobre los brutales excesos cometidos contra los judíos tras la anexión. Pero lo que ahora ha cambiado es la percepción pública de la misma anexión", explica el profesor de historia, poniendo a las élites políticas como principal ejemplo de este cambio de actitud.
A pesar de ello, Rathkolb se muestra preocupado por los resultados de encuestas realizadas recientemente en Austria y Alemania: la gente se muestra crítica contra el nacionalsocialismo y el antisemitismo, pero “en ambos países se observa una tendencia de las generaciones más jóvenes de querer cerrar este capítulo para siempre”. En su opinión, la sociedad necesita un debate nuevo sobre historia cada diez años para que las próximas generaciones tengan la oportunidad de entenderla e involucrarse. Para él, el 75º aniversario que se celebra hoy es una buena oportunidad para relanzar un debate público sobre el papel de Austria en el régimen nazi, con el objetivo de prevenir la reemergencia del mito de que Austria fue únicamente una víctima.
Autora: Birgit Görtz / Lydia Aranda Barandiain
Editor: Pablo Kummetz