Los frentes abiertos con Rusia llegan a la OSCE
29 de noviembre de 2007“La OSCE debería colaborar en el mantenimiento de la seguridad en las fronteras de Afganistán”, opinó en Madrid, donde la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa celebra durante dos días su reunión anual, el secretario de Asuntos Políticos del Departamento de Estado norteamericano, Nicholas Burns.
“Queremos que la OSCE sea ambiciosa en materia de lucha contra el terrorismo”, declaró el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, en la apertura del acto. “Debemos adoptar una posición concertada para frenar el cambio climático”, añadió el jefe del Ejecutivo. Con el encuentro de ministros de Exteriores de los 56 países miembros, España se despide de la presidencia del organismo que ha ostentado a lo largo de 2007.
Afganistán, el terrorismo, el cambio climático. Varios son los temas de esta cumbre, todos ellos ensombrecidos por un enfrentamiento: el que mantienen Europa y Rusia, los observadores electorales de la OSCE y el Gobierno de Putin, Estados Unidos y el Kremlin. Una sintonía de fondo que truena como en los viejos tiempos, cuando la Guerra Fría y las Conferencias para la Seguridad y la Cooperación en Europa, de las que a veces resultaba un apretón de manos y un acuerdo antimisiles, o acababan con un sonoro puñetazo sobre la mesa.
Kosovo, punto conflictivo
En 1994, las conferencias que en otros tiempos habían reunido a comunistas y capitalistas europeos con el patrocinio de América del Norte se constituyeron oficialmente como institución. Así nació la OSCE. El mantenimiento de la paz, la democracia, el desarrollo y el trabajo conjunto son los objetivos de este organismo al que pertenecen los países de Europa, los del área ex soviética, Estados Unidos y Canadá.
En tan vasto territorio, la cooperación nunca fue sencilla. Pero en los últimos tiempos se ha hecho aún más difícil. El próximo 31 de diciembre finaliza la misión de la OSCE en Kosovo. En Madrid se dejado ya claro que, “independientemente del futuro estatus de la provincia”, la presencia de la institución en un punto tan conflictivo debe ser prolongada. Y, sin embargo, sobre la posición a tomar reina entre los mediadores la discrepancia.
Como vieja aliada de Serbia, Rusia se opone a la independencia de Kosovo. Pero la victoria de Hasmin Thaçi en las elecciones de la región autónoma bajo mandato de Naciones Unidas no contribuye a calmar los ánimos: sus primeras palabras una vez saberse ganador hicieron referencia a un Kosovo sin Serbia. Y tampoco los comicios del dos de diciembre en Rusia irradian armonía. Vladimir Putin hace campaña con la agresividad en política internacional.
¡Demostremos que la OSCE vive!
Es la “Gran Rusia” lo que Putin representa en las elecciones del próximo domingo. La potencia que no se deja amedrantar y a la que ningún rival le queda holgado. Si Estados Unidos planea colocar un sistema antimisiles en Polonia y la República Checa, Rusia rompe con el Tratado sobre Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (CFE, por sus siglas en inglés). El 12 de diciembre dejará de considerarlo vinculante. En Madrid, la diplomacia trabaja a marchas forzadas para salvar un acuerdo que es “la piedra angular de la seguridad en Europa”, según Burns.
La OSCE no enviará observadores a los comicios rusos. La organización se queja de trabas en la concesión de los visados y de intentos por apartar a sus trabajadores de las zonas y los conflictos en los que no se quieren testigos. Todo instigado desde Washington, contestan en Moscú, con la única intención de desacreditar un proceso electoral del que con toda probabilidad el partido de Putin salga elegido.
“Rusia trata de debilitar a la OSCE”, dice Burns. “La organización sigue siendo absolutamente necesaria”, opina Frank-Walter Steinmeier, el ministro alemán de Exteriores, a la vez que apela casi sentimental a sus compañeros de cartera: “¡Demostremos en base al ejemplo del CEF que la OSCE todavía vive!”.