Los leones de Sarrebruck
5 de noviembre de 2003Fueron parte de un proyecto para celebrar el milenio en 1999. Desde entonces, se encuentran por todas las calles y plazas de la ciudad.
Una ciudad cuyas facetas también son múltiples. Aquí está el casco antiguo en torno al St. Johanner Markt (Mercado de San Juan), más allá el ampuloso centro de congresos; en el barrio histórico de Sarrebruck, la Ludwigsplatz ( Plaza de Luis), un conjunto arquitectónico del barroco, con la imponente Ludwigskirche (Iglesia de Luis), el palacio barroco, el antiguo ayuntamiento y la central térmica Römerbrücke (Puentes romanos). También están el parque Hafeninsel (Isla del Puerto), trazado sobre la estructura del viejo puerto carbonífero, los edificios construidos sin gracia en la posguerra, en la zona comercial cerca de la estación. Los paseos junto al río y en la otra orilla, el hormigón de la autovía. Los habitantes de Sarrebruck detestan esta autovía que conecta la ciudad. Y por eso se alegran cada vez que la crecida la inunda y la vuelve intransitable.
El agua de la industria
El río es verdaderamente un amigo de esta ciudad de casi 200.000 habitantes, capital del segundo estado más pequeño de Alemania, el Sarre. Hoy es lugar de recreo de paseos en barca, pero antiguamente dio nombre a Sarrebruck (puente del Sarre), al estado del Sarre y fue la ruta obligada para los cargueros de carbón y acero.
El Sarre fue durante mucho tiempo una zona industrial muy importante, con la mayor industria siderúrgica de Europa, situada en la ciudad de Völklingen. También fue objeto de disputas territoriales entre varias generaciones de alemanes y franceses hasta que en 1957, mediante plebiscito, se integra definitivamente a Alemania.
La imagen más característica del Sarre hoy es su naturaleza. Es una de las regiones con más bosques de Alemania. Hay parques naturales, ríos y lagos que la convierten en un lugar muy atractivo y digno de ser admirado.
Savoir vivre
Vivir en Sarrebruck es tener un pie constantemente en Francia, país vecino que queda a un paso de la ciudad. Y eso se nota. Al pasear por las callejuelas del casco antiguo, pasando frente a las pequeñas tiendas y las boutiques de moda, se siente cierto aire del savoir vivre francés. Charlar con el vecino de la mesa de al lado es natural, así como también pasar del café al vino y decidirse a probar una de las especialidades regionales o francesas.
Las alternativas son numerosas y la oferta cultural muy variada: cines no comerciales, el teatro municipal, el circuito teatral "off", los números de cabaret y la comedia. Y un sinfín de conciertos para todos los gustos.
Fiestas y Festivales
En Sarrebruck podemos encontrar un variopinto abanico de fiestas y festivales durante todo el año. Por ejemplo, el Festival Max Ophüls, el Festival Perspectivas del Teatro Francés y de la Canción o el Festival de Teatro Callejero, las Jornadas de Globos Aerostáticos. La fiesta del casco antiguo, el festival de música y el espectáculo de aguas del Sarre que atraen al gran público.
Además de ir a los festejos populares, se puede disfrutar del verde que rodea toda la ciudad. Los parques a orillas del río, el jardín botánico, el jardín germanofrancés, y el bosque municipal, que también alberga el campus universitario, son una invitación a hacer footing, montar en bicicleta o simplemente pasear y vagar.