Luxemburgo, ¿paraíso fiscal?
9 de abril de 2013¿Cuál es el sueño de un inversionista? Alta seguridad para su dinero, grandes beneficios e impuestos tan bajos como sea posible. Al contrario de lo que muchos piensan, este tipo de condiciones no solo se pueden conseguir en las blancas playas del Caribe; en Europa también florecen estos paraísos. Así lo confirma Reihnard Kilmer, portavoz de la Oficina alemana de Investigación de Impuestos: “No hace falta mirar al Caribe. Podemos ver este fenómeno prácticamente enfrente de nuestras casas”. Como ejemplos, Kilmer pone las Islas del Canal y la Isle of Man, protegidas por Gran Bretaña, o Mónaco, protegido por Francia.
El principal lugar de este tipo en la Unión Europea es el pequeño Gran Ducado de Luxemburgo. Su Ministro de Hacienda, Luc Frieden, prefiere, no obstante, evitar el término de “paraíso fiscal”: “Somos un centro financiero de Europa, y no promovemos la evasión de impuestos”, insistió Frieden el pasado fin de semana en declaraciones al dominical “Frankfurter Allgemeinen Sonntagszeitung”.
Pequeño, pero valioso
Durante siglos, Luxemburgo ha cultivado su fama como puerto seguro. La emrpesa de asesoría financiera Ogier calcula que el pequeño ducado cuenta con más de dos billones de euros solo en patrimonio de fondos de inversión, y los impuestos para estos fondos son mínimos. 141 bancos de 26 países tienen sedes en Luxemburgo, según el Gobierno del país, y muchos conglomerados internacionales han abierto filiales allí para aprovecharse de sus beneficios fiscales. Según las normativas de la UE, esto es algo completamente legal. El dinero proveniente del extranjero les asegura a los luxemburgueses el mayor salario per cápita de toda la Unión Europea. No es de extrañar que defiendan su modelo de mercado.
El parlamentario europeo Sven Giegold, experto en economía de Los Verdes, pide más transparencia en los modelos fiscales de las empresas. “Una empresa debería publicar en su balance cuántas filiales tiene, el nivel de beneficios que consigue y en qué lugar y qué tasa de impuestos paga por ellos”, dice Giegold.
Luc Frieden se mostró dispuesto a reflexionar sobre la cuestión de si los ingresos por intereses de inversionistas privados deberían declararse a las Oficinas de Hacienda de sus respectivos países de origen en la entrevista con el dominical alemán, una cuestión que divide al espectro político en la Unión Europea. Pero lo cierto es que la UE no es responsable de ello: cada estado miembro es responsable de su política fiscal. La competencia entre las diferentes tasas de impuestos entre países se acepta. Malta apenas tiene impuestos para las empresas, Chipre tiene un 10 por ciento, e Irlanda un 12,5 por ciento.
Malentendidos en la UE
Desde hace años se ha tratado de unificar las bases imponibles de los estados miembros. Pero desde el punto de vista de la política financiera, esto no es necesario, según Guntram Wolff, economista del grupo de expertos “Bruegel”, en Bruselas. No obstante, es de vital importancia que las reglas sean claras, dice Wolff en entrevista con DW: “Creo que la transparencia fiscal es absolutamente necesaria. Los paraísos fiscales en Europa no son algo deseable en ningún caso. No puede ser que un país potencie su política fiscal y sus bancos a costa de otros.”
Otro problema es la falta de unidad en el concepto de “paraíso fiscal” entre los estados miembros. Según los estándares de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), ningún país europeo entra en esta categoría. Las bajas tasas de impuestos establecidas por un país no son ilegales, a pesar de que ello conlleve a la evasión de impuestos en estados con altos porcentajes tributarios. Los ministros de Hacienda de Luxemburgo, Letonia o Eslovaquia, cuyas cargas fiscales para empresas con menores que las de Alemania o Francia, argumentan que estos últimos bien podrían bajar sus tasas de impuestos para atraer a empresas e inversionistas.
La organización no gubernamental británica “Tax Justice Network” ha publicado una lista de los paraísos fiscales que existen, teniendo en cuenta el tamaño del centro financiero y el grado de discreción o “secreto bancario”. Según este índice, Suiza se encuentra en el puesto número uno, seguida de las Islas Caimán y Luxemburgo. Alemania se encuentra en el puesto número nueve. Aquí acuden miles de millones de inversionistas extranjeros y la disposición de los alemanes a entregar información a países como Rusia o estados árabes es limitada, según “Tax Justice Network”.
Autor: Bernd Riegert / lab
Editora: Emilia Rojas Sasse