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“Los prejuicios contra los gitanos son profundos”

Andrea Grunau (VC)8 de abril de 2014

AI denuncia que los gitanos siguen siendo víctima de violencia y discriminación en Europa. Con motivo del Día Internacional del Pueblo Gitano, DW habló con el presidente del Consejo de Romanís y Sinti en Alemania.

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Romani Rose
Romani RoseImagen: imago

DW: En Alemania, los gitanos son reconocidos como minoría nacional. A nivel europeo, actualmente se debaten estrategias para su integración. ¿Qué tan satisfecho está con la situación de los gitanos en Alemania y Europa?

Romani Rose: En algunos ámbitos, ha habido mejoras. No obstante, no estamos satisfechos con la situación de la minoría gitana en Europa del Este, que en parte es catastrófica. No concuerda con los valores que hemos creado después de la guerra en Europa, es inhumana.

¿De qué situación estamos hablando y a qué países se refiere?

Sobre todo en Bulgaria, Rumania, pero también en la República Checa y Eslovaquia existen ghettos informales sin canalización, agua ni electricidad. Hay lugares, donde viven más de mil personas que no tienen la más mínima perspectiva. Esta situación se conoce desde hace años. No es aceptable. La tasa de mortalidad infantil es cuatro veces superior al promedio y la esperanza de vida es diez años menor comparada con la de la mayoría de la población.

¿Qué tiene que cambiar?

Hasta ahora, en la mayoría de los casos la ayuda ha fracasado, porque los proyectos con recursos de la Unión Europea deben ser cofinanciados por los países miembros. Por ello, el Consejo de los Gitanos exige la creación de un “Fondo Romaní de Vivienda”, de allí las organizaciones de la sociedad civil podrían retirar directamente dinero.

En Alemania, generalmente se habla de gitanos cuando se refiere a inmigrantes de países pobres. Usted ha calificado el debate en Alemania sobre la inmigración de Europa del Sur de “vergonzoso”, ¿por qué?

Es vergonzoso porque se lleva a cabo a costa de las minorías. Claro que existe una pobreza extrema que también afecta a una parte de las minorías, pero en Europa el índice de pobreza general es de un 24 por ciento. De Bulgaria, un país con 8,5 millones de habitantes, cerca de 3,5 millones de personas han emigrado desde la disolución de la Unión Soviética sobre todo a España, Italia, Portugal, pero también a Alemania. Entre ellos, también se encuentran gitanos, gente que ahora trabaja aquí, por ejemplo, en el cuidado de enfermos, en la construcción o en la agricultura. El debate no refleja la realidad.

Siempre ha denunciado los prejuicios en contra de minorías, también de organismos estatales, así como de la policía. ¿Qué tan extendidos son estos prejuicios?

Los prejuicios contra los gitanos son muy profundos. Siempre puede haber crítica, pero si esta está ligada a la pertenencia a una minoría y se aplica a toda la minoría, entonces empieza el racismo. En la burocracia alemana no hay suficiente conciencia sobre esto. Hemos acusado reiteradas veces a las autoridades policiales de llevar un registro especial de nuestra minoría, que vive en Alemania desde hace 600 o 700 años. Los ministros del Interior de los Estados federados me han asegurado que éste ya no es el caso. Sin embargo, hace poco, descubrimos que en el registro de datos de la policía existe una categoría llamada “nómadas” (Landfahrer), independientemente de como viven los gitanos en Alemania. Las autoridades me han comunicado que esta categoría será borrada. Una caracterización étnica viola tratados internacionales. Durante el régimen nazi los gitanos estaban obligados a usar una venda en el brazo que los identificaba como tales. Este trauma está aún muy presente en una minoría que en 1933 fue deportada y asesinada de la noche a la mañana.

En Berlín, un monumento recuerda a los gitanos que fueron asesinados durante el régimen nazi. En la ceremonia de inauguración, en 2012, un sobreviviente dijo que la sociedad no había aprendido casi nada del genocidio. ¿Comparte esta opinión?

No se puede dejar de lado que también ha habido un desarrollo positivo. En el Estado federado de Schleswig-Holstein, por ejemplo, la constitución garantiza apoyo y protección a la minoría de los gitanos. Asimismo, el monumento en Berlín junto a la Puerta de Brandeburgo es señal de conciencia sobre el genocidio de 500.000 gitanos en Europa. Pero los prejuicios persisten.

Romani Rose es presidente del Consejo Central de Romanís y Sintis Alemanes desde 1982. Trece miembros de su familia fueron asesinados en campos de concentración durante el régimen nazi.