Los secretos de la luna
27 de septiembre de 2003Después de seis misiones Apolo de la NASA y tres vuelos no tripulados soviéticos, sorprende lo poco que se sabe en la tierra acerca de nuestro satélite natural. Por ejemplo, todavía no se ha comprobado si la luna nació del choque de algún cuerpo celeste con nuestro planeta. También quedan muchas interrogantes acerca de la formación de sus cráteres, su tectónica y erosión. En otras palabras, aún hay mucho por descubrir. La Agencia Espacial Europea (ESA) se propone hacerlo en su primera misión a la luna.
Más ciencia, menos dinero
Smart-1 es la sonda que emprende ahora el largo viaje, que durará 16 meses. El nombre no constituye una alusión a su carácter ingenioso, sino que corresponde a las siglas de Small Missions for Advanced Research in Technology (Pequeñas misiones para la investigación avanzada de tecnología). Pero también en el otro sentido el nombre resultaría apropiado, porque el aparato constituye toda una innovación, cumpliendo con tres características fundamentales: ser "pequeño, barato y compacto".
Su costo asciende a sólo 110 millones de euros; una bagatela en el ámbito de la exploración espacial. Esto se logró ahorrando en las estructuras gerenciales y mediante una novedosa construcción de la sonda, de tamaño mucho más pequeño que las habituales. Además, por sus dimensiones, puede compartir el espacio que ofrece el cohete Ariane con dos satélites comerciales.
Puente hacia Marte
La innovación principal de esta nave es el sistema de propulsión iónica, que funciona en base a tecnología solar. Los sistemas convencionales requieren grandes cantidades de combustible para vuelos largos, lo que reduce el espacio para los instrumentos que realizan experimentos científicos. Además, el combustible se agota pronto, a diferencia de lo que ocurre con el nuevo método. La ruta, con forma de espiral, que seguirá el Smart-1 hacia la luna, permitirá probar el sistema en condiciones similares a las que podrían darse en un viaje hacia confines más distantes del espacio.
Esto es de suma importante para la ESA, que tiene la mirada puesta en ambiciosos planes para el futuro. El director de vuelo de la Agencia Espacial Europea, Michael McKay, recuerda que ya se ha puesto en marcha un programa llamado Aurora, que habría de permitir un viaje tripulado a Marte. "Quizá necesitemos una base lunar para poder implementar esa misión a Marte", indica el científico. En consecuencia, los descubrimientos que haga el Smart-1, que no alunizará sino que permanecerá en una órbita baja en torno al satélite terrestre, podrían resultar muy útiles para seguir avanzando en la gran aventura de la humanidad, ansiosa por adentrarse en el espacio sideral.