Los índices del hambre
12 de octubre de 2017Sabido es que la pobreza y el hambre van de la mano. Pero el hambre también se relaciona con factores políticos. "Las desigualdades son múltiples”, señala la presidenta de la organización alemana Welthungerhilfe (Ayuda contra el hambre en el mundo), Bärbel Dieckmann. Añade que con frecuencia se da un trato desigual a las mujeres, pero también hay desigualdad entre diversas etnias. Por ejemplo en India, donde hay muchos millonarios, pero cerca de 200 millones de personas padecen hambre.
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A primera vista, la lucha contra el hambre parece exitosa. El Índice Mundial del Hambre bajó un 27 por ciento en promedio, con respecto al año 2000. Pero los progresos no son homogéneos. Dieckmann explica que hay 14 países que mejoraron su situación alimentaria en un 50 por ciento. "Pero también es cierto que en los últimos años las cifras han vuelto a empeorar, debido a conflictos y al cambio climático”, acota, mencionando la sequía en África.
En el índice de este año, se califica el problema del hambre de "muy serio” en siete países. En uno, la República Centroafricana, se lo cataloga como "extremadamente alarmante", situación que en el 2000 afectaba aún a ocho países. Pero el informe actual no incluye a 13 países, incluyendo a Somalia, Sudán del Sur y Siria, por no haber suficientes datos disponibles.
Derecho a la alimentación
Una alimentación adecuada es un derecho humano, consagrado en el artículo 11 del Pacto Social de la ONU sobre derechos económicos, sociales y culturales. En India, el abogado Colin Gonsalves presentó en 2001 una demanda para reclamarlo ante la Corte Suprema. Con éxito. Tras el fallo del tribunal, el gobierno indio puso en marcha el mayor programa estatal del mundo para combatir el hambre y la desnutrición. Entre otras cosas, incluye la comida en las escuelas y la distribución de ayuda alimentaria a mujeres embarazadas y en período de lactancia. El trabajo de Gonsalves fue premiado con el Nobel Alternativo, el Livelihood Award.
El mismo galardón lo obtuvo en 2013 Hans Herren, del panel internacional de expertos en alimentación y agricultura sostenible IPES-Food. A su juicio, se podría alcanzar la meta de acabar con el hambre, pero para eso "habría que modificar radicalmente el sistema, desde la producción de alimentos hasta el consumo”.
Según Herren, "en primer lugar debemos adaptarnos al cambio climático; en segundo, debemos asegurarnos de que la agricultura no siga agudizando el cambio climático; y, en tercero, debemos garantizar una alimentación sana para todos”.
El modelo agro-ecológico
La agricultura tradicional, en pequeña escala, no es apropiada, porque no es suficientemente productiva, indica el experto. Pero, a su juicio, igualmente inapropiada resulta la agricultura industrial, con sus monocultivos, crianza masiva de animales, abonos artificiales, pesticidas e importación de forrajes.
Herren y sus colegas del panel IPES-Food consideran que la agricultura debe emprender un rumbo diferente a nivel mundial. "Debemos adoptar prácticas agro-ecológicas, para producir suficientes alimentos de manera sostenible también allí donde hoy no hay suficiente comida”.
La reforma, según explica, no solo abarcaría la producción propiamente tal, sino también los aspectos sociales, ecológicos y de política de desarrollo. Una economía ecológica fomentaría también la biodiversidad y la multiplicidad de productos, velando al mismo tiempo por una producción sana, para una alimentación saludable.