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Love Parade: los rostros detrás de la tragedia

29 de julio de 2010

La tragedia de Duisburgo acabó con la vida de 21 personas. Más allá de la frialdad de las cifras, se esconden dramas personales con nombres y apellidos. Como los de Clara y Marta, las dos jóvenes españolas fallecidas.

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Flores y velas en recuerdo de las víctimas. Y, sobre todo, la gran pregunta: ¿por qué?Imagen: picture-alliance/dpa

Veintiuna víctimas mortales. Ése es el balance de la tragedia de la Loveparade de Duisburgo. Pero, más allá de las frías cifras, se esconden dramas personales, con nombres y apellidos. Familias enteras golpeadas por una tragedia que nunca debió suceder. Lo absurdo de sus muertes, unido a la juventud de la mayoría de las víctimas, ha provocado una oleada de consternación no sólo en Alemania. Y es que muchas de las personas fallecidas eran ciudadanos extranjeros que habían acudido a Duisburgo para disfrutar del festival de música electrónica más multitudinario del mundo.

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La Fiscalía de Colonia investiga ahora las causas de la tragedia.Imagen: AP

Dos víctimas españolas

Como Marta Acosta y Clara Zapater. Ambas de 22 años y originarias de Tarragona, en España. Dos jóvenes universitarias que el último año habían residido en la ciudad alemana de Münster. Allí, en el marco del programa europeo Erasmus, Marta y Clara habían perfeccionado sus conocimientos del alemán. Marta era estudiante de Filología Inglesa en la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona. Por su parte, Clara cursaba los estudios de Psicología en la Universidad Autónoma de Barcelona.

Junto con otros compañeros y amigos, las dos jóvenes decidieron acudir el sábado pasado a la vecina Duisburgo. La Loveparade era para ellas una buena oportunidad para comenzar a despedirse de sus amistades antes de emprender el regreso a España. De hecho, su vuelta estaba prevista para primeros de agosto.

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La avalancha humana provocó veintiuna víctimas mortales.Imagen: AP

Sin embargo, la última fiesta antes de volver a casa se tornó en tragedia. Clara y Marta recorrieron en tren los aproximadamente 100 kilómetros que separan Münster, en cuya universidad habían cursado estudios, de Duisburgo. Lo hicieron acompañadas de una treintena de estudiantes del programa Erasmus españoles. Tras llegar a la estación, se dirigieron con otros amigos hacia la entrada del recinto del festival. Poco después, sus amigos las perdieron de vista en medio del tumulto. Más tarde, recibieron la trágica noticia de su muerte.

"Llenas de vitalidad"

Un año de Erasmus en Alemania da para mucho. Para estudiar, para hacer amigos y para conocer una cultura nueva. Ése era el objetivo de las dos jóvenes españolas. Y lo cumplieron con creces. Sus compañeros de estudios en Münster las describen como dos chicas "inquietas, muy sociables y llenas de vitalidad". Para Marta, estudiante de Filología Inglesa en la Universidad Rovira i Virgili, vivir en Alemania era su sueño. Y tanto le gustó la experiencia que había solicitado ya una prórroga de la beca Erasmus para regresar el próximo curso.

Un sueño truncado por una tragedia inexplicable. Como el de Clara y el de muchos otros jóvenes. Alemanes y extranjeros. Muchos de ellos también estudiantes. Ciudadanos de China, Australia, Holanda, Bosnia e Italia perecieron también en Duisburgo.

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El tamaño del recinto, una de las cuestiones más controvertidas.Imagen: AP

Duelo en Facebook

La Universidad de Münster está de luto estos días. Compañeros de estudios acompañaron a los familiares de Marta y Clara en una ceremonia fúnebre celebrada este miércoles en la iglesia de Sankt Petri. Una ceremonia en memoria también de Fenja Siebenlist, una estudiante alemana del mismo centro universitario que también falleció en la Loveparade. Tal es la conmoción entre la comunidad universitaria que los responsables del centro pusieron a cuatro asistentes sociales especializados en terapias de apoyo a disposición de los amigos y conocidos de las víctimas.

También las redes sociales están de luto. En Facebook, los crespones negros se mezclaban con los mensajes de dolor y solidaridad en los perfiles de los amigos y conocidos de las jóvenes fallecidas. Con un denominador común: nadie entiende cómo lo que debía ser una fiesta pudo convertirse en una trampa mortal que acabó con la vida de veintiuna personas. Con nombres y apellidos, con sueños y esperanzas que se vieron truncados para siempre.

Autor: EV/dpa/Reuters

Editor: Claudia Herrera Pahl