¿Lucha aérea contra los piratas?
24 de marzo de 2012Hace unos pocos días, los piratas no lograron su objetivo. En aquella ocasión, seis botes armados persiguieron un barco ante la costa de Somalia. El capitán activó la alarma, navegó a toda máquina, protegió a la tripulación bajo cubierta y dejó que el personal de seguridad defendiera el barco ante los disparos. Finalmente, los piratas se dieron la vuelta.
Los barcos están cada vez está mejor preparados ante estas situaciones, ya que son el pan nuestro de cada día frente a la costa de Somalia. Según cifras de la Oficina Marítima Internacional (IMB), situada en Londres, solo el año pasado se produjeron 237 ataques de este tipo. Actualmente, 13 barcos y 197 rehenes obran en poder de los piratas.
Por ese motivo, son muchos los países que protegen las importantes rutas comerciales del Golfo de Adén. China, India, Rusia, la OTAN y la Unión Europea tienen allí barcos de guerra. La misión europea Atalanta cuenta con entre cinco y diez barcos de guerra, dos de ellos de fuerzas militares. Aún así, la cifra de ataques continúa en ascenso. Según la Oficina Marítima Internacional, desde 2007 casi se ha multiplicado por diez.
Ataques contra la infraestructura
Por ello, la Unión Europea quiere ampliar su operación contra la piratería. Guido Westerwelle, ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, declaró este viernes (23.02.2012), que, en el futuro, también se podrá atacar a los piratas desde el aire. Se trata de atacar objetivos situados en la costa de Somalia, como barcos y almacenes de material y combustible. El Parlamento Alemán debe aprobar esta medida. En el pasado, la idea contó con detractores incluso dentro de la propia coalición gubernamental. El propio ministro de Defensa, Thomas de Maizière (CDU), subrayó ya a mediados de enero, que no creía que esa fuera la solución definitiva.
Por su parte, la oposición también se halla dividida. El representante político de asuntos de defensa de Los Verdes, Omid Nouripour, no descartó votar a favor. “Primero veremos en qué consiste la ley y después decidiremos“, dijo Nouripour, y recuerda que la mayoría de su partido estuvo de acuerdo en la misión original. “La cuestión es que muchos de nuestros miembros ven con ojos críticos la ampliación del operativo”. Ante ataques a su infraestructura en la costa, los piratas podrían modificar su táctica rápidamente, “lo que conduciría a que "haya que abandonar por inútiles las nuevas medidas".
Planes secretos
Posiblemente, los diputados no conocerán con exactitud los detalles sobre los que tendrán votar, pues el Comité Militar de la Unión Europea desea mantenerlos en secreto. Así pues, se desconoce, por ejemplo, cuánta distancia costa adentro podrán volar a máxima altitud los helicópteros enviados.
Rainer Arnold, representante de defensa de los socialdemócratas alemanes (SPD), dice que recomendará a su partido no aprobar la ley. Además, piensa los ataques previstos no tendrían efectividad. “Y siempre existe el riesgo de que, por error, acaben muriendo inocentes”, asegura. También hay peligro para las tripulaciones: “No puede descartarse que se las ataque con bazucas y otros métodos similares”.
Lo que todo el mundo rechaza ahora mismo es una misión terrestre. El último intento –la misión de las Naciones Unidas UNOSOM- concluyó en 1993, después de que un soldado estadounidense fuera arrastrado ante las cámaras de televisión por las calles de Mogadiscio. Desde entonces, el país no tiene un Gobierno en el sentido estricto de la palabra, y se ve asolado por la guerra civil y la hambruna. Unos 18.000 soldados de la Unión Africana luchan en la actualidad contra la milicia islámica radical de Al-Shabab, que controla parte gran parte del centro y del sur del país. “Somalia es uno de los lugares más complicados para nosotros”, dice Challiss McDonough, portavoz del Programa Mundial de Alimentos (WFP) en la vecina Kenia. Desde 2008, murieron en Somalia 17 de sus colegas.
Conrad Schetter, experto en Somalia de la Universidad de Bonn, cree que la misión militar en el cuerno de África ha fracasado. “El problema es que la comunidad internacional ha dado la espalda a la cuestión somalí durante décadas”, dice Schetter. “No hay piratas porque sea una actividad divertida, sino porque el conflicto es enorme y las oportunidades muy escasas”. Mientras no se solucionen esas circunstancias, la piratería continuará. Los políticos Nouripour y Arnold comparten su visión. Según Schetter, para occidente es un asunto fundamentalmente de índole moral: “Por un lado, luchamos por la democracia y los derechos humanos. Por el otro, combatimos con medios agresivos a personas que nunca tuvieron una oportunidad en su vida”.
Autor: Dennis Stute/MS
Editor: José Ospina-Valencia