México se despide de Gabriel García Márquez
19 de abril de 2014El viernes 18 de abril, un día después de que la muerte del escritor colombiano Gabriel García Márquez enlutara al mundo de las letras, un enjambre de periodistas se congregó ante la casa donde el autor de Cien años de soledad vivió y murió en Ciudad de México. El número 144 de la calle de Fuego, en el barrio residencial Jardines del Pedregal, lucía algunas ofrendas florales en la fachada. Un cordón policial cerró la vía ante la gran afluencia de reporteros y curiosos.
A lo largo del día, la residencia de García Márquez se convirtió en la meca de amigos y admiradores suyos, quienes llegaron a presentar sus mensajes de pésame a la familia. Ahí estaban los hijos del escritor, Gonzalo y Rodrigo. Diplomáticos españoles llevaron personalmente las condolencias de los reyes de España y de los príncipes de Asturias. Un ramo de margaritas y rosas blancas enviado por la cantante colombiana Shakira llegó acompañado de una tarjeta que decía simplemente: “mi más sentido pésame”. No faltaron los connacionales del literato que se acercaron a su casa ondeando banderas tricolores para rendirle un último homenaje.
“Su obra no es fácilmente trasladable al cine”
El cineasta mexicano Felipe Cazals recordó el importante papel que jugó García Márquez en la creación cinematográfica latinoamericana como cofundador de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños en Cuba, en donde impartió cursos y talleres. “Gabo siempre estuvo muy preocupado por generar un centro académico para los jóvenes cineastas latinoamericanos y esa preocupación se convirtió en realidad con la escuela que hay en Cuba, de donde salen muchos cineastas jóvenes muy bien preparados”, sostuvo Cazals.
El director mexicano destacó que aunque la obra del Nobel de Literatura colombiano no es fácilmente trasladable al cine, a García Márquez siempre le interesó el lenguaje del cine y creía en su potencial como elemento unificador de América Latina. “Yo fui lector y amigo de Gabo y me doy por satisfecho con eso”, dijo el cineasta. Para explicar la clase de amigo que era, Cazals recordó: “En nuestros cuarenta años de amistad nunca le oí hablar mal de nadie y eso es algo notable en este país”.
El exalcalde de Bogotá Jaime Castro, otro entrañable de García Márquez, llegó a la casa del escritor hacia la tarde del viernes. “Él se daba a sus amigos sin ninguna limitante. Nunca le hacía sentir a uno que fuera él el hombre importante que fue en la vida”, comentó Castro, destacando la sencillez y calidad humana del escritor. Para el político colombiano, el mejor homenaje que se le puede hacer a García Márquez es conservar su legado. “Que volvamos lecciones sus enseñanzas, que son múltiples: sobre el poder, sobre la soledad, sobre el amor, sobre la vida misma”, señaló Castro.
Gabo creía en una solución política al conflicto colombiano
Castro también trajo a colación la convicción del escritor sobre la posibilidad de una solución política al conflicto armado que vive su país. “Él contribuyó decisivamente con el proceso de paz en Centroamérica. Y durante la presidencia de Belisario Betancourt en Colombia, Gabo hacía reflexiones y enviaba sus consideraciones a los actores armados del conflicto nacional –las FARC y el M19–,que en ese momento adelantaban una negociación con el Gobierno. A nosotros, los miembros del Gobierno, también nos hacía observaciones válidas en todos los casos”, enfatizó Castro.
El periodista mexicano Jacobo Zabludovsky, amigo de la familia, llegó a primera hora del viernes para dar el pésame a los parientes del escritor. Consultado por los reporteros sobre el malestar de su viuda, Mercedes Barcha, Zabludovsky declaró:“Está bien; contesta el teléfono constantemente y se la ve llena de tristeza, pero está tranquila”.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe, la CEPAL, envió un mensaje de condolencia firmado por su presidenta, Alicia Bárcena, en el que se manifiesta el profundo dolor que ha despertado la noticia del fallecimiento del escritor, cuya obra fue calificada como “patrimonio colectivo de la identidad de un continente que encontró en sus letras el reflejo de un espejo que retrató nuestros colores”.
Murió un Jueves Santo, como la matriarca de Macondo
El escritor colombiano murió un Jueves Santo, al igual que Úrsula Iguarán, la matriarca de Macondo, personaje inspirado en su propia abuela y que reencarna en su novela Cien años de soledad, la obra que detonó el llamado “boom latinoamericano” y lo catapultó hacia el resto del mundo. La hispanista alemana Michi Strausfeld escribió su tesis doctoral sobre esa obra clave de García Márquez y recuerda vívidamente sus encuentros con él a lo largo de dos años, entre 1972 y 1974, cuando el autor vivía en Barcelona. Fue el primer trabajo académico que se publicó en Alemania sobre la obra del novelista colombiano.
En conversación telefónica desde la capital catalana, Strausfeld evoca sus citas con el escritor, que en aquel entonces era muy tímido y se rehusaba a hablar sobre su obra. “Él siempre me hablaba sobre política. Él me dio una especie de curso particular sobre la situación política latinoamericana. Lo que a él le importaba era que yo entendiese la parte real detrás de su novela. Todo estaba fundamentado en la realidad de Colombia, muchos sucesos descritos en la novela fueron hechos reales, como la matanza de los trabajadores en las plantaciones de las empresas bananeras. Eso sucedió de verdad en la población de Aracataca, es decir, Macondo, en donde él creció. Él quería subrayar que su novela no era pura fantasía, que ella tenía mucho de realidad”, cuenta Strausfeld.
Abrió el apetito por América Latina
Según la hispanista germana, García Márquez es en Alemania el escritor más famoso de América Latina, incluso más que el gran escritor argentino Jorge Luis Borges. “García Márquez tiene un público de millones en Alemania. Entre las diez novelas que escribió hay cinco que son famosísimas y muy leídas. Se siguen y se seguirán leyendo. Aunque en este momento los jóvenes escritores de América Latina no quieran saber nada del ‘boom latinoamericano’ ni del ‘realismo mágico’, queda su obra, que es maravillosa y que ha hecho muchísimo por despertar el interés de los europeos por la literatura latinoamericana, porque el pueblo alemán se haya interesado por América Latina. Ese es un mérito de Gabo”, asegura Strausfeld.
García Márquez falleció a los 87 años de edad en Ciudad de México, donde vivía desde 1961. Había estado ocho días internado en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, donde era tratado de una infección pulmonar y de las vías urinarias. El autor de Doce cuentos peregrinos y una vasta obra periodística, murió diez días después de haber vuelto a su casa de Pedregal de San Ángel. Medios mexicanos se hicieron eco del rumor sobre el retorno de un cáncer linfático que afectó al escritor hace unos quince años; se dijo que el cáncer se había expandido hasta afectar sus pulmones, su hígado y sus ganglios; pero sus allegados nunca confirmaron dicha información.
Falta de información
Ante el hermetismo de la familia, Genovevo Quiroz, quien fuera chofer de García Márquez por muchos años, se convirtió en la fuente extraoficial más fiable en lo que respecta al estado de salud del escritor durante sus últimos días. En la víspera de su muerte, a Quiroz se le vio salir de la residencia de Gabo para llevar a las dos enfermeras que habían cuidado al autor de La Hojarasca. La funeraria García López se convirtió en el lugar más concurrido por la prensa y, en cuanto entró el féretro con el cuerpo del escritor, ésta se mantuvo herméticamente cerrada. Al día siguiente quedaron como mudos testigos del tumulto varias ofrendas florales y algunas cámaras apostadas frente a la fachada a la espera de alguna noticia.
Considerado como uno de los escritores que marcó la literatura universal del siglo XX, e incluso comparado en importancia con el poeta y dramaturgo español Miguel de Cervantes, García Márquez trabajaba en el segundo tomo de sus memorias Vivir para contarla. Su cuerpo fue incinerado la víspera en una ceremonia privada. El lunes 21 de abril, el Estado mexicano le rendirá un homenaje en el Palacio de Bellas Artes al que asistirán prominentes intelectuales y diplomáticos de alto rango, así como el presidente de México, Enrique Peña Nieto, y su homólogo colombiano, Juan Manuel Santos. Es allí donde sus lectores podrán darle el último adiós.