Múnich: capital del crimen literario
7 de abril de 2005
Desde el 6 hasta el 23 de abril, la metrópoli bávara es por cuarta vez escenario de lecturas, funciones de cine y eventos, todos en torno a la novela policíaca.
También este año son de la partida numerosos expertos en cuestiones de cómo aclarar crímenes... o no. Autores alemanes famosos, tales como Anne Chaplet, Friedrich Ani, Amelie Fried, Peter Probst, Felix Huby, Horst Ecker y muchos más leerán pasajes de sus obras en lugares inhabituales.
El mundillo internacional de la literatura negra está representado, entre otros, por el autor turco Esmahan Aykol ("Bakchís"), la británica Elizabeth Corley ("Crescendo"), el experto en la CIA John Weisman y Nury Vittachi ("El detectivo del feng shui"), de Hong Kong.
Juego de roles
En el hotel Holiday Inn Munich Centre tendrá lugar un juego de roles interactivo en torno a investigaciones en torno a un crimen, con desenlace naturalmente abierto.
Tampoco la televisión puede faltar: para satisfacer a los aficionados, estrellas alemanas de las series negras de la TV alemana desarrollarán investigaciones "en vivo", mientras médicos forenses y asistentes se ocupan de los detalles más o menos escabrosos bajo la luz de los focos.
Un tranvía criminal
Entre los otros platos fuertes del festival se cuentan "La noche de la novela policial", una "Velada de Agatha Christie" y lecturas de autores en ambientes poco frecuentes: una comisaría de policía, una escuela de kung fu, el Palacio de Justicia y el Instituto de Medicina Forense. Un "tranvía criminal" llevará a los visitantes a través de Múnich, de escenario a escenario.
El público se podrá deleitar con esas sensaciones ambiguas de piel de gallina que sólo puede brindar la novela policial, escuchando diversos tipos de novelas: por entregas, feng shui, de enanos de jardín, culinarios y vinícolas, históricos, etc.
Además podrá aprender cosas nuevas: el biólogo de investigaciones criminales Dr. Mark Benecke mostrará en una farmacia cómo se pueden develar diversos métodos de crimen. Al final, es como siempre: el crimen no paga.